Houston estropea la fiesta del anillo a los Warriors

Había un equipo en España, en la liga de fútbol, que cada vez que conmemoraba antes en los prolegómenos del partido, perdía después irremediablemente el encuentro. El gafe de las celebraciones se extendió ayer a los Warriors, cuyos jugadores recibían sobre la pista del Oracle Arena los anillos que les acreditaban como campeones del curso 2017-18. Esa fue la única alegría de la velada, porque después, en un duelo tan apasionante como ajustado, los Rockets estrenaron año con un meritoria victoria que carga la moral desde ya de un plantel destinado a hacer cosas importantes en el duro Oeste (121-122).

Una canasta final de Kevin Durant podía haber hecho que todo lo escrito anteriormente fuera mentira. Pero lo que realmente fue mentira fue precisamente la canasta de KD. Técnicamente, el tiro entró, pero fuera de tiempo. Podría haber sido el 123-122 y los campeones sonrientes, pero el relato de la noche, el instant replay y el tiempo del electrónico, justiciero como ninguno, deseaban otra cosa.

¿Cómo funcionó la pareja Harden-Paul?

A falta de grandes novedades en los Warriors, uno de los fichajes estrella se colocaba en el bando de los Rockets. Chris Paul debutaba de manera oficial que la franquicia texana y, más allá de las 11 asistencias que repartió, la noticia fueron sus problemas de rodilla que obligaron a Mike D’Antoni a sentarlo cuando quedaban 5 minutos para la conclusión. En palabras del entrenador, la sustitución era un asunto obligado toda vez que CP3 jugaba sobre “una pierna” y “arrastrándose”.

James Harden, el 50 por ciento de uno de los dúos estrella del Oeste, empezó como estuvo todo el año pasado, a ritmo de doble-doble. La Barba, máximo anotador del partido, se fue hasta los 27 puntos, a los que añadió 10 asistencias. Si Harden hubiera acertado desde el triple su tiro a falta de 11 segundos y 121-122 para Houston la vida habría sido menos agobiante en los Rockets, que tuvieron que aguardar hasta la última centésima, y más allá, para saber si el triunfo era suyo o no.

La invalidada canasta de Durant hizo útiles los dos tiros libres de P.J. Tucker, que sirvieron para colocar el citado 121-122 en el marcador. Un resultado fijado a falta de 44 segundos y que ni Harden, en la citada jugada, ni Stephen Curry, con un pérdida y un posterior triple errado, ni Durant, con la famosa canasta lateral fuera de tiempo, pudieron variar.

Lesión de Green

Otra mala noticia en la noche en que empezaba la NBA. A la terrible lesión de Gordon Hayward en el Este, se le sumó el esguince de rodilla de Draymond Green en el Oeste. La ausencia de Green en el último cuarto la notaron los Warriors, que encajaron un 34-20 en este último asalto. El Mejor Jugador Defensivo del Año lo es por algo. Su baja fue un agujero atrás para un Golden State que, en palabras Steve Kerr tras el encuentro, mereció perder el partido.

Young hace su papel

Puntos extra en la rotación es lo que necesitaban los Warriors para apuntalar el equipo. Y una de las razones fundamentales por las que llegó Nick Young a Oakland fue esa. Young no decepcionó y si mantiene ese ritmo anotador, o se aproxima, se convertirá en un perfecto escudero de Stephen Curry en el perímetro. El ex de los Lakers  acabó con 6/7 en triples para 23 tantos, el mejor del lado de Golden State.


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