El deporte sabe mucho de talentos díscolos, y cada cierto tiempo algunos grandes proyectos de jugador se quedan por el camino por no sobrevivir a su propio carácter. Eso mismo pensaba el mundo de Kevin Porter Jr. hace apenas un año, jugador cuya elección en el trigésimo puesto del draft de 2019 solo explica su imprevisible temperamento. Desde que llegase a la NBA de la mano de Cleveland, acumula un historial que va desde lo irreverente hasta lo delictivo. Hartos de sus líos dentro y fuera de pista, y de su inconsistente rendimiento, los Cavaliers aprovecharon la primera vez que se presentó para enviarle a Houston Rockets. Franquicia de la cual, tras pasar apenas nueve meses en ella, el jugador dice que le ha «salvado la vida potencialmente».
No es como si la estepa texana hubiese aplacado la estridente personalidad de Porter Jr., que se ha seguido metiendo en algún que otro berenjenal. Pero sí que le ha ayudado a encontrar el balance para que lo que hace en la cancha sea al menos igual de relevante que su vida lejos del parqué. «Simplemente amo estar aquí. Necesitaba un nuevo escenario y me han levantado cuando estaba en el suelo» asegura el jugador para el Houston Chronicle. «Se han preocupado por mí y han hecho que confíe en mi mismo, espero devolvérselo lo antes posible».
Las declaraciones podrían parecer algo drásticas para un joven que afronta su tercera temporada en la liga. Sin embargo, su carrera realmente corría el riesgo de truncarse muy por debajo de las expectativas que su desempeño deportivo sugiere. Los Cavaliers, un equipo no precisamente sobrado de talento, ya tenían claro que no pretendían retenerle, y la lesión que le impidió comenzar la pasada campaña desde el inicio les dio tiempo para buscarle la salida que terminaron encontrando en enero. Menos de un año después, las pocas pero arrebatadoras demostraciones que ha dejado Porter Jr. en el equipo de Stephen Sillas no solo le otorgan el beneficio de la duda, sino cierta cuota de la ilusión que rodea a un proyecto en aras de nacer. Seguramente ni él mismo lo hubiese imaginado el pasado diciembre.
(Fotografía de portada de Carmen Mandato/Getty Images)