El mal estado de forma mostrado por Klay Thompson comienza a tener sus implicaciones deportivas. El escolta de los Golden State Warriors estuvo en el banquillo en la recta final de la derrota de este martes contra los Phoenix Suns, en un partido en el que jugadores como Jonathan Kuminga, Dario Saric y Brandin Podziemski cumplieron con mucha mejor nota.
El propio Thompson reconoció tras el duelo que su actual rendimiento en pista deja mucho que desear. «He estado jugando como una m*erda», declaró el jugador cuando se le preguntó por qué no jugó en el tramo final. Klay añadió que el técnico Steve Kerr no le dio una explicación de por qué lo sentó, pero que tampoco la necesita. «Confío en Steve. Y confío en que lo hará ahora y siempre», finalizó.
El experimentado tirador está afrontando la temporada más complicada de su carrera en lo que respecta a nivel de juego y acierto de cara a canasta. Su promedio anotador, de 15,4 puntos por partido, es el más bajo desde su año ‘sophomore’, con un porcentaje en tiros de campo que no alcanza el 40%.
A sus 33 años y con dos lesiones graves en los últimos años, Thompson comienza a afrontar el ocaso de su carrera y parece poco probable que sea capaz de emular el juego más móvil, rápido y explosivo que exhibió durante las mejores campañas de su carrera.
(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)