En 2019, los Golden State Warriors se convirtieron en el mejor ataque de la historia de la NBA con un offensive rating de 115,9 puntos por cada 100 posesiones. Cinco años después, esa marca ha caído hasta el puesto 36. La liga está viviendo una explosión ofensiva que está dejando anticuados casi todos los registros, hasta el punto de que desde las oficinas empiezan a plantearse intervenir de alguna manera.
«Es un tema que estamos estudiando» reconoció Joe Dumars, vicepresidente ejecutivo de operaciones de baloncesto. «No hemos llegado a ninguna conclusión, pero estamos recopilando muchos datos y muchos vídeos pero poder analizar la situación en profundidad y determinar si de verdad tenemos un problema. Pero obviamente no vamos a hacer cambios a lo loco solo por un par de situaciones anecdóticas».
Es mucho lo que se ha debatido últimamente acerca de esta situación y muchos los motivos que explican esta situación. Cada vez hay más talento, los nuevos jugadores tienen un rango de tiro tan amplio que los espacios son mucho mayores, la estadística avanzada ha eliminado tiros ineficientes… Pero a la vez, parece obvio que sí que hay cosas que la liga puede hacer para encontrar un mayor equilibrio entre ataque y defensa.
Luka Doncic reconoció hace poco en su entrevista con J.J. Redick que la existencia de los tres segundos defensivos hacía mucho más fácil anotar en la NBA que en FIBA. Esta norma obliga a los pívots a salir de la zona con cierta frecuencia y libera espacios a los penetradores, y aunque tenía sentido en su momento para evitar aglomeraciones en la pintura, puede sentir un tanto anacrónica con el spacing actual. Por otra parte, la forma en que muchos atacantes fuerzan contactos para provocar faltas pone las cosas más complicadas a los defensores, que muchas veces ven con imponencia cómo se les señala una personal prácticamente por existir.
La cuestión es que ya hemos visto a la NBA intentar tomar determinadas medidas que en la práctica se revelan como inexistentes. Hace unos años se dijo que se iba a hacer énfasis en que determinados contactos provocados por el atacante, como fintar el lanzamiento y, una vez que el defensa salta, lanzarse contra él para provocar el impacto, iban a ser señalados como falta en ataque. Y esto ocurrió con cierta frecuencia durante dos semanas y desde entonces se pita una vez al mes.
Parece pues que si la liga quiere un cambio real tendrá que lograrlo desde un cambio normativo, no desde un cambio de interpretación arbitral de los que se anuncian cada pretemporada y de los que nadie se acuerda a los pocos años.
(Fotografía de portada: Todd Kirkland/Getty Images)