James Harden está feliz –no lo diremos muy alto–. Tras meses de espera desde que pidiese el traspaso a Philadelphia 76ers, el que fuese MVP de la NBA en 2018 aterrizó en Los Ángeles junto a P.J. Tucker y rápidamente se dirigieron al Crypto.com Arena, pabellón en el que los Clippers debían jugar ante Orlando Magic.
Aunque el acuerdo entre Sixers y Clippers aún no es oficial, el presidente del equipo de California, Lawrence Frank, recibió a los jugadores y les acompañó hasta el vestuario del equipo. Por el camino, también conocieron personalmente al propietario de la organización, Steve Ballmer. Sin embargo, el momento más emotivo llegó cuando La Barba accedió al vestuario y se reencontró con su ex compañero, Russell Westbrook. Así fue el momento.
Tras algunas bromas –Russ le dijo que podía sentarse en el otro extremo del vestuario–, los saludos se produjeron y pudimos ver un abrazo entre ambas estrellas. Después, con la llegada de varios jugadores más, entre ellos Paul George, se dio inició a una improvisada reunión en la que durante algunos minutos se estuvieron poniendo al día. Tenían tiempo, ya que aún quedaba más de una hora para que comenzara el partido contra los Magic.
Pese a la insistencia de los periodistas, Westbrook se ciñó al guión y no quiso decir mucho sobre la llegada de Harden, ya que como decimos, aún no es oficial. «En este momento, James y P.J. están fuera de los límites, no tengo nada que decirles hasta que sea oficial», comenta antes des confirmar que está feliz. «Sí. Quiero decir, jo… ¿Por qué no lo estaría? Sí, disculpe mi lenguaje, pero definitivamente estoy feliz».
Y triunfo para completar la noche
Así es. Harden señaló a los periodistas que no podían ni entender lo emocionado que estaba, una fantástica sensación a la que poco después se sumó la de ver a sus nuevos compañeros jugar y ganar a Orlando por un cómodo 118-102. Esto no ha hecho más que empezar, pero ver a unos Clippers con Kawhi Leonard y Paul George sanos, con Russell Westbrook centrado y con James Harden motivado… no hace sino disparar el hype alrededor de un equipo cuya única meta a estas alturas es conseguir el anillo en junio de 2024.
(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images)