Michael Jordan quería buscar el séptimo anillo en los Bulls

La franquicia optó entonces por forzar la reconstrucción, dejando sin cabida los deseos del ’23’, como pudo recordar el final de The Last Dance

El documental The Last Dance ha resultado uno de los invitados de honor de la pandemia. Con el lanzamiento y visionado de los últimos dos episodios (nueve y diez) la función concluía rememorando el último anillo de campeón que consiguieron los Chicago Bulls —1997-98—.

Pudimos comprobar la celebración por todo lo alto que se armó en el hotel que el equipo de Michael Jordan regentaba en Salt Lake City. El mismo donde compañeros como Bill Wennington, Luc Longley o Toni Kukoc tuvieron que hacer de guardaespaldas improvisados para que la muchedumbre no engullera más de la cuenta al propio MJ, a Scottie Pippen y a Dennis Rodman. Lo contaba Wennington a ESPN.

«Todo el mundo que había estado en el partido apoyándonos vino al hotel con nosotros. Luc, yo mismo y Toni tuvimos que apartar a la gente de Michael, Scottie y Dennis. Fue una locura. Michael tenía su gente (seguridad) allí, pero es que había muchísima gente. Hablamos de que unas mil personas salieron del pabellón y nos siguieron. En Utah».

La que liaron los Bulls en el sexto encuentro de aquellas recordadas Finales del año 98 permanece en los anales. El que quedara para siempre como colofón inmaculado a una carrera de fuegos artificiales en Illinois.

Sin embargo, pese al idílico segundo punto final a sus días como jugador de la NBA, Jordan quería volver a jugar la temporada siguiente, 1998-99. Deseaba intentar la consecución de un nuevo anillo, como pudo contar MJ en el último capítulo del documental.

«Sentía que podíamos haber ganado un séptimo. De verdad lo creía. Puede que no lo hubiéramos conseguido, pero, tío, ni siquiera ser capaz de intentarlo, eso fue algo que no podía aceptar», relata Michael Jordan.

De manera lógica, Jordan hubiera aparcado su visión de retirarse con unas condiciones muy precisas. Sus exigencias pasaban por que el equipo hubiera vuelto tal cual estaba de cara al siguiente año. MJ hasta defendía en The Last Dance que todos los jugadores veteranos hubieran aceptado regresar por un año adicional para intentar revalidar el entorchado.

La versión de Reinsdorf

Los planes de Chicago eran otros. Nunca cerraron la puerta a Michael, obviamente, y siempre quisieron su regreso. No obstante, el inicio de la reconstrucción era innegociable para Jerry Krause, general manager.

Aun sabiendo que Krause había cacareado por activa y por pasiva —»aunque hiciera un 82-0, será su última temporada en el banquillo»— que Phil Jackson no continuaría como entrenador jefe, el propietario, Jerry Reinsdorf, sí le tendió la mano a continuar un año más.

«Después del sexto campeonato, le ofrecí la oportunidad de volver. Se la había ganado, por lo que había hecho antes», contaba Reinsdorf.

La idea del dueño era que el técnico permaneciera al mando del nuevo equipo que deseaban armar en Chicago. El de la reconstrucción que ya no contaría con Jordan. Phil respondió que necesitaba descansar y que no entrenaría un conjunto de nueva firma. Si se quedaba, deseaba aspirar a lo máximo.

Nada de lo que Jordan quería ocurrió. Jackson no continuó, tampoco se hizo el intento con Pippen, Rodman o Kerr.

La explicación de Reinsdorf en el documental, algo que MJ nunca había escuchado de voz del propio dueño, resultó la siguiente.

«Después del sexto anillo, las cosas escaparon un poco de nuestro control. Hubiera sido un suicidio en ese punto de sus carreras traer de vuelta a Pippen, Steve Kerr, Rodman, Ron Harper… Su valor de mercado individual iba a ser muy alto. No iban a valer el dinero que conseguirían en el mercado… Así que cuando nos percatamos de que tendríamos que ir a una reconstrucción, me dirigí a Phil (Jackson) y le ofrecí la oportunidad de volver el año siguiente. Pero él dijo ‘no quiero ser parte de una reconstrucción. No quiero entrenar un mal equipo’. Ese fue el fin. El fin llegó por sí solo. Si Michael hubiera estado sano y hubiera querido volver, no dudo que Krause hubiera conseguido otro equipo candidato en un par de años, pero era algo que no iba a pasar instantaneamente».

Durante el final del documental, Jordan reconoció no haber hablado nunca cuerpo a cuerpo sobre esta cuestión con el propietario de los Chicago Bulls. Se enteró, de ese modo, 22 años después de lo que surcó exactamente por la cabeza de Reinsdorf en aquel momento.

(Fotografía de portada: GettyImages)


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