Noche de palizas: tres victorias por más de 40 puntos

Sin que sirva de precedente, hoy reunimos varios partidos de la jornada de anoche en un solo post, por compartir todos ellos un patrón común: el baile que uno de los lados le dio al otro. Hasta tres victorias se materializaron por más de cuarenta puntos de diferencia. ¿Los artífices? De mayor (paliza) a menor: Blazers (+48), Jazz (+46), Knicks (+44).

Portland Trail Blazers 133, OKC 85

Contra la intuición, es decir, Dame y McCollum modo-apisonadora, fue noche de equipo. Y noche de banquillos. Lillard y C.J. ‘sólo’ se combinaron para un total de 36 puntos (16 y 20 respectivamente), estando la clave de esos 133 puntos en la rotación, la cuál tuvo a otros seis jugadores por encima de los diez puntos, y ni siquiera siendo uno de ellos el pívot Jusuf Nurkic, que se quedó en nueve.

Carmelo, Giles III, Little, Kanter, Simmons y Powell; todos ellos aportaron y tuvieron su papel. Y todos ellos confirmaron que la plantilla de Terry Stotts (técnico de peligrosas y thibodeauanas tendencias, dado a las rotaciones muy cortas…) es larga y competitiva; algo que puede ser sumamente importante en la recta final de RS para que los Blazers aspiren a terminar bien arriba en el Oeste sin sacrificar en exceso en dicha tarea la frescura de sus estrellas.

«Estoy feliz de poder haber resuelto la velada pronto para así descansar y dar algo de protagonismo a nuestros jugadores más jóvenes», comentaba McCollum al ver que ninguno de los titulares había necesitado llegar a la media hora de tiempo en cancha.

Por Oklahoma (sin tiempo a reponerse del ídem ante Phoenix), donde ya no se viste Al Horford, faltaron Shai Gilgeus y Luguentz ‘Bisonte’ Dort (nuevo alias), así que festín servido y poco más que añadir. Que el undrafted Kenrich Williams y el pívot reserva Tony Bradley fuesen sus máximos anotadores con 18 y 14 puntos, resume el resto.

Utah Jazz 137, Orlando Magic 91

Loz Jazz son un clipper (en minúscula y en singular) al que no para de soplarle el potente viento de cola. Líderes destacados de toda la NBA (cuatro partidos sobre el segundo, los 76ers), no tuvieron rival tampoco anoche ante unos Magic con buenas piezas pero que en la noche del tradeline aceptaron su reconstrucción. Sin Gordon ni Vucevic las derrotas serán más que las victorias de aquí al final del curso. Esto está garantizado. Que lo sean perdiendo, además, el honor por el camino, como sucedió anoche, es otro cantar.

Pero al descanso los de Salt Lake City ya se imponían cómodamente por 38 (y 18 triples al descanso, récord histórico de la NBA), por lo que, como Stotts, Quin Snyder abrió la caja de los suplentes y regaló minutos para todos, siendo Miye Oni (un escolta que puede que a muchos ni os suene por ser un habitual del garbage time) quien más minutos de entre los suyos acumuló en pista, con 26.

Donovan Mitchell fue el mejor atacante (22 puntos), Bojan Bogdanovic recuperó parte de la puntería perdida (17 puntos con 4 de 6 en triples), y Jordan Clarkson sigue haciendo muescas para el Sexto Hombre del Año (15 puntos y 9 asistencias en 21 minutos).

En el bando de en frente los mejores fueron Chuma Okeke (de los rookies más atractivos de seguir en lo que queda de año), con 16 puntos, y Wendell Carter Jr, con un doble-doble de 19 puntos y 12 rebotes; el interior anda de lo más suelto y agresivo desde su traspaso por Chicago Bulls.

«Mirad, están jugando mejor que nadie actualmente en la NBA», asumía Steve Clifford, coach de Orlando, tras la derrota. «No estábamos listos para ellos esta noche. Vinieron muy fuertes y no tuvimos respuesta».

New York Knicks 125, Detroit Pistons 85

Cuando Saddiq Bey anotó su primera canasta anoche, desde la línea de personal, el marcador se puso 1-14. La barrida no les cogió por sorpresa, sino que se vio venir desde el primer balón al aire. Los Detroit Pistons (con menos armas y por lo tanto con menos que criticar) son los Timberwolves del Este, y salvo sorpresas aisladas como los sorpassos de la pasada semana ante Wizards o Raptors, su sino en esta fase regular es hincar la rodilla con rutinaria frecuencia.

Por el camino, un puñado de novatos que llegarán de lo más curtidos a su curso sophomore. Y la mejor noticia que podían recibir: Killian Hayes (su pick 7º del Draft 2020) volvió a la acción tras cuarenta y un partidos de ausencia por lesión.

Pero ayer la defensa de los Knicks, en su tónica de la temporada, funcionó como un nudo gordiano, lo que combinado al escaso feeling con el núcleo del aro de los chicos de Dwane Casey, dejó el marcador que veis. Ni Jerami Grant logró estar a la altura de su contrato ayer, pese a ser el máximo artillero de los suyos con 16 puntos, pero un 5 de 13 en su carro de lanzamiento.

Por los knickerbockers, Julius Randle (29 puntos, 8 rebotes) y un Reggie Bullock que está últimamente desatado (qué bonito verlo así, con confianza y libertad en el bote, y no encorsetado en el mero catch and shot player que vimos, por ejemplo, en su año en Lakers) con 22 puntos y seis triples convertidos.

El protagonismo en la línea exterior marcó el devenir de los Knicks: R.J. Barret sumó 14 puntos y Quickley 12, mientras que Elfrid Payton añadía 11 puntos y 9 asistencias desde el quinteto inicial por los siete de un Derrick Rose nada ansioso desde la banca.

Como nota curiosa, Nerlens Noel no tiró ni una sola vez a canasta en todo el choque (21 minutos en pista) por lo que se quedó en cero puntos pero a pesar de todo logró hacerse sentir con sus cuatro pinchos de merluza, su signo de identidad desde sus años de Kentucky.

Este triunfo permite a los de la Gran Manzana mantener su séptima plaza del Este por delante de Boston Celtics (aún no me acostumbro a escribir esto). «Creo que fuimos generosos y cuidamos y repartimos bien el balón, lo que nos permitió arrancar muy bien la velada», manifestó orgulloso Thibs. «Simplemente adoro esta unión y el espíritu de equipo».

(Fotografía de portada de Steph Chambers/Getty Images)


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