Pocos lugares (y momentos) hay mejores para convertirte en leyenda. Tyrese Maxey se coronó anoche en el Madison Square Garden con una actuación sublime, una de 46 puntos con canastas de auténtica locura que sirvieron para resucitar a los Philadelphia 76ers cuando más de uno ya estaba anotando la eliminación de los de Pensilvania a manos de los Knicks. Maxey se negó. Maxey dijo not today.
Van ya tres Maxeys en un sólo párrafo, pero es que no es para menos. A falta de menos de 30 segundos los Sixers estaban prácticamente de vacaciones. New York dominaba por seis puntos y el ambiente era de euforia en la meca del baloncesto. Pues bien, a partir de ahí se desató la locura. La joven estrella de Philadelphia primero metió un triple más tiro adicional y posteriormente, tres abajo después de que Josh Hart anotase uno de sus dos tiros libres, se levantó desde nueve metros para clavar una daga en el corazón de los neoyorquinos en forma de triple que mandaba el partido a la prórroga… «En ese momento sólo pensaba en encontrar una manera de sobrevivir». Vaya si lo hizo…
Ya en el tiempo extra, los Knicks parecieron volver a tomar el mando con cinco puntos consecutivos de Jalen Brunson –se fue hasta los 40–, pero el viento soplaba por entonces a favor de unos 76ers que volvieron a reaccionar para terminar cerrando la que es ya una victoria histórica por 106-112. Concluido el choque, Nick Nurse destacó que Maxey fuese capaz de asumir la responsabilidad ante las dificultades de Joel Embiid.
«Creo que considerando que nuestra opción número uno estaba teniendo problemas, que él mismo dijera: ‘Está bien, tengo que ponerme este equipo sobre la espalda y seguir adelante’, fue fantástico. Por supuesto seguí animándolo a que se arriesgara, que aprovechara sus oportunidades, sus tiros, que hiciera jugadas… Y ciertamente lo hizo, cogió ritmo y logró muchas canastas», expresa el head coach de Philadelphia.
Triple-doble de Embiid
Aunque todos coinciden en que Joel Embiid no está en plenitud física, su talento sigue hablando sobre el parqué y anoche lo hizo con un triple-doble de 19 puntos, 16 rebotes y 10 asistencias. Además, en el tiempo extra ayudó con un dos más uno que fue clave para tomar la renta definitiva que les llevaría hasta el triunfo final. El center asegura que jugar en el Madison es especial aunque el público se centre en ir a por él.
«No es algo hostil. Quiero decir… Amo Nueva York. Nueva York es una de mis ciudades favoritas en el mundo. Tengo mi propio sitio aquí desde hace cinco años. Me encanta Nueva York y los aficionados. Cuando juegan contra un equipo, siempre eligen a un chico y parece que me eligieron a mí, lo cual es divertido», explica.
Una dolorosa derrota
La decepción en los Knicks era tan patente como lógica. Con el partido muy a su favor y a un paso de cerrar la serie por 4-1, de pronto todo se vino abajo sin que pudiesen ponerle remedio en la prórroga. Así lo explica Tom Thibodeau. «Fue una manera difícil de perder porque te pones seis arriba, incluso ocho, y luego tienes un par de pérdidas de balón… Tenemos que ser mejores. Jugar más duro a través de tu ventaja y tener un buen criterio. El último cuarto es diferente, tienes que comprender la diferencia. Podemos hacerlo mejor y lo haremos», avisa.
(Fotografía de Elsa/Getty Images)