Esta noticia será corta porque no requiere de muchos añadidos. Tal vez debamos alargarla un poco metiendo texto de relleno como este que estás leyendo, pero es que si nos quedamos cortos Google nos penalizará mediante algún ajuste de su algoritmo y no es plan de enfadar a uno de los señoros de Internet.
Sin más preámbulos. Lo que queremos reflejar hoy aquí es la importancia que puedan tener los banquillos en el desarrollo de la última parte de la temporada 2019-20 NBA en Orlando. Y no nos referimos a los suplentes, a esos jugadores como Lou Williams que cambian un partido saliendo desde la banda y aportan una cantidad de puntos que no corresponden a un miembro de segunda unidad. No, hablamos de la energía que aportan los banquillos a nivel mental y psicológico en un entorno nuevo, ya saben, el de los partidos sin público.
Porque habrá aficionados virtuales que tratarán de influir de algún modo —más sobre esto en nuestra newsletter de mañana— en el desarrollo de los partidos, pero lo que puedan hacer los jugadores que estén ocupando los banquillos en ciertos momentos puede ayudar a que los que estén en cancha den un paso al frente y se vengan arriba por el apoyo que les llegue.
¿Un ejemplo de esto en lugar de tanta palabrería? El siguiente vídeo que nos llega desde Twitter:
En el vídeo se puede oír el ambiente real de los partidos de Orlando, el que todavía no podemos oír en League Pass ya que los comentaristas siempre quedan por encima. El ruido de la música que ponen los DJs en directo, el de los botes del balón, el de los que están en la pista… y el que llega desde la banda cuando un equipo funciona y tiene química, porque los jugadores no van a animar así durante grandes fases del partido si no hay buena sintonía entre ellos.
Por tanto, hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿pueden ser los banquillos un factor diferencial en Orlando?