En Memphis se hallan inmersos en una difícil encrucijada. Los Grizzlies arrancaron la temporada en una posición bastante comprometida: con todas las previsiones en contra y la ausencia de Jaren Jackson Jr. por una lesión que arrastraba desde la burbuja de Orlando.
Sin embargo, los osos han completado su segunda temporada rompiendo los moldes previos. Tras caer en el partido definitivo por el play-in ante Portland el pasado curso, en este han vuelto a erigirse como un rival peligroso y apuntan de nuevo al mismo formato con el objetivo de intentar colarse en la batalla de los playoffs.
En esta ocasión el mérito es incluso mayor: el equipo apenas se reforzó durante la agencia libre, los rivales ya conocían su potencial y la lesión de Jackson Jr. solo le ha permitido disputar nueve partidos desde su regreso. Las cosas, sin embargo, son ahora un poco distintas.
Los Grizzlies se las han sabido apañar sin él gracias a un rendimiento colectivo notable en el que la segunda unidad es casi tan importante como la primera, manteniendo un ritmo muy alto durante los 48 minutos. La química, así, es vital para el buen funcionamiento del equipo. Y la reincorporación de Jackson Jr., aún resultando una buena noticia, no ha sido plena hasta el momento: tres victorias y seis derrotas en sus recientes apariciones.
Además, su historial de lesiones en los tres años que lleva en la NBA preocupa, y mucho, a la directiva. Tres campañas en las que ya suma un total de 101 ausencias por un motivo u otro. Así, en los despachos han comenzado a poner en duda su continuidad a largo plazo en el proyecto, según ha compartido el periodista Ian Begley.
Los Grizzlies ejercieron el pasado mes de diciembre la opción presente en su contrato rookie. Así, el interior tiene garantizada su campaña 2021-22 bajo una cantidad de 9,2 millones. Sin embargo, puede convertirse en agente libre restringido en verano de 2022, momento en el que la franquicia podría no estar dispuesta a igualar cualquier oferta recibida.
(Fotografía de portada de Nic Antaya/Getty Images)