Melo prefiere quedarse cerca de Nueva York

Rumores contradictorios que se superponen unos sobre otros. Desayuno, merienda y cena habitual en estas fechas.

Pocas certezas alrededor de Carmelo Anthony: Phil Jackson aborrece, y mucho, al jugador. A partir de ahí, todo es incierto y multitud de informes pugnan por hacerse con el medio campo.

Que Melo está enamorado de Nueva York, es una realidad que ha dejado más que constatada numerosas veces. Ahora bien, que quiere seguir jugando en N.Y a cualquier precio, es algo que hay que coger con tenedor de postre. El alero se dirige irremisiblemente a su senectud baloncestística. Ya no tiene lo necesario para ser un jugador franquicia que conduzca en solitario a su equipo a playoffs, pero sí como para ser una incorporación magnífica en cualquier equipo ya de por sí medianamente potente.

Su derecho a veto le da el don de elegir. A dónde sí y a dónde no. Cleveland le encanta. Pero sólo a nivel deportivo. Si hablamos desde una perspectiva geográfica, la cosa varía un poco.

Motivos familiares

Las prioridades son cambiantes, y el arraigo de un jugador de 20 años, no es el mismo que el de uno de 33. Al principio de la veintena estás dispuesto a volar como una cometa sin cordel. Saboreando la treintena, el cordel suele arrastrar todo un carrito de equipaje.

Melo tiene familia: esposa e hijo, ambos perfectamente acondicionados a la vida en Nueva York; e informa Frank Isola del New York Daily News, que una mudanza del alero de los Knicks podría generar un alejamiento entre la pareja. Así pues, la estrella habría descartado completamente a los Clippers, en la otra punta del país, y es súbitamente reacio a Cleveland, que aunque las chinchetas parecen ubicar ambos destinos cerca en un gigante como Estados Unidos, realmente los separan casi 8 horas de coche.

Philly y Washington: a tiro

Por otra parte, ciudades como Philadelphia o Washington quedan bastante más cerca del Madison (hora y cuarto y cuatro horas respectivamente). Y ambas ciudades cuentan con franquicia NBA. Y en este contexto, un Melo ya más familiar que competitivo, levantaría el dedo del botón del veto en caso de que los Knicks se sentaran a negociar, indistintamente, con 76ers y Wizards.

Pero nada hay tan cerca de Nueva York como los propios Knicks —pobres Nets—, por lo que de no haber una oferta lo suficientemente atractiva desde la «periferia», y a pesar de la apatía explícita del Maestro Zen, la primera opción del forward sería siempre la de permanecer en su actual equipo; el de su vida.


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