La subida del tope salarial ha hecho posible una opción raramente disponible para las franquicias NBA: renegociar a la alza los salarios de sus jugadores que han cumplido al menos tres años de contrato con el equipo, a cambio de extender su contrato. Rockets y Thunder han aprovechado esta circunstancia para renovar a James Harden y Russell Westbrook, respectivamente, y los Pacers han explorado ya la opción de hacerlo con su hombre franquicia.
Paul George, cuyo contrato expira en 2019 (aunque con una opción de jugador en 2018-19), será elegible para una extensión a partir del 25 de septiembre, cuando se cumplan tres años de la firma de su último contrato con Indiana. Y, a algo más de mes y medio de esa fecha, jugador y franquicia han tenido conversaciones iniciales sobre esta posibilidad, tal y como reconocía el propio alero al periodista Bob Kravitz desde Río de Janeiro, donde debutará este sábado como olímpico con la selección estadounidense.
Cuestión de números
Un obstáculo importante para esta negociación está en la normativa sobre contratos máximos de la NBA, que representa en su primer año el 25%, el 30% o el 35% del tope salarial en función de la experiencia del jugador. En el caso de Paul George, sus 6 años en la liga le colocan en el primer grupo. Si firmara una extensión por el máximo esta temporada se quedaría un peldaño por abajo de los salarios de Harden o Westbrook, con uno o dos años más experiencia en la NBA que George. Por contra, si el alero espera a 2017 para este acuerdo (siempre asumiendo que los Pacers tendrán entonces espacio salarial suficiente para realizarlo), aprovecharía su séptimo año en la liga para poder iniciar su extensión en el 30% en lugar de en el 25%, y con un tope salarial aún más elevado que el de este verano.
Sea como sea, estas conversaciones iniciales son una interesante señal sobre la relación entre franquicia y jugador tras un final de temporada ajetreado, incluyendo la salida de Frank Vogel, el entrenador con el que Paul George explotó a nivel de estrella de la liga, y el ascenso a entrenador jefe de Nate McMillan. Superada su gravísima lesión sufrida dos veranos atrás con la selección estadounidense, Paul George tendrá una decisión que tomar sobre su futuro a largo plazo con su único equipo como profesional.