Patrick Patterson acordó hace unos días un buyout con los Thunder del que poco a poco se van conociendo datos. Pese a que el salario del ala-pívot para el curso 19/20 estaba fijado en 5,7 millones de dólares, en su acuerdo con la franquicia aceptó recibir tan solo 2,2 a cambio de marcharse, perdonando así más de un 60% de lo que por contrato le correspondía.
Con los Clippers, en los que jugará pese a que su contratación no se ha hecho oficial aún, Patterson firmará por el mínimo de veterano, es decir, 2,3 millones de dólares. En total, recibirá por tanto 4,5 millones, 1,2 menos de los que estipulaba su contrato, una pérdida que deberá considerar como el precio a pagar por jugar donde prefiere.
Esto no pretende ni mucho menos ser una oda a la generosidad de Patterson, pues cabe recordar que fue él quien decidió seguir vinculado a OKC al ejercer su player option el pasado mes de mayo. Tampoco merece represalias por ello, pues no ha hecho nada fuera de lo permitido, pero abre el debate acerca de lo ético que resulta hacer efectiva una opción de jugador para posteriormente pedir un buyout.
Patterson viene de promediar 3,6 puntos y 2,3 rebotes por partidos, lo que convierte a la 18/19 en la peor temporada de su carrera a nivel estadístico. Es más, sus dos años en Oklahoma City se han saldado con los peores números de toda su trayectoria profesional, tendencia que tratará de revertir al unirse a un equipo al alza como los Clippers.
(Fotografía: Thearon W. Henderson/Getty Images)