Los Angeles Clippers ante la privación de Kawhi Leonard

La rampante imprevisibilidad de los últimos playoffs ha trastocado visiblemente la percepción general de los proyectos involucrados. Ni siquiera los Milwaukee Bucks, flamantes campeones, han ...

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Por David Sánchez

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La rampante imprevisibilidad de los últimos playoffs ha trastocado visiblemente la percepción general de los proyectos involucrados. Ni siquiera los Milwaukee Bucks, flamantes campeones, han esquivado las dudas que amenazaban con poner punto y aparte a la era Antetokounmpo. Ya sabéis, hemos estado a una uña del dedo gordo de Kevin Durant de que el equipo de Giannis se tuviese que plantear seriamente una reestructuración de lo que venían haciendo en años recientes con Budenholzer al mando.

Lo mismo pasa con el otro finalista, que se ha ganado el derecho legítimo a sentir la derrota como decepción a pesar de que nadie les esperaba llegando a esas alturas antes de comenzar las rondas eliminatorias.

Los Angeles Clippers eran otro conjunto de enigmático devenir. La franquicia angelina había firmado una temporada regular que suponía un paso adelante con respecto a lo visto en su problemático curso 2019-20, donde el colectivo brilló por su ausencia una vez llegado el momento de la verdad.

En bucle

Sin embargo, bastó con las sobrehumanas actuaciones de Luka Doncic en primera ronda para recalcar que los defectos del pasado seguían ahí, por saneado que pareciese el vestuario. Finalmente, los de Tyronn Lue despejaron fantasmas en un séptimo partido que dominaron con puño de hierro y que, de haberse perdido, hubiese supuesto una decepción mayúscula que, con toda probabilidad, habría hecho tambalear los cimientos del proyecto de Steve Balmer.

Por derroteros similares caminaba su segunda ronda contra Utah Jazz. La defensa de los angelinos sufría a horrores para parar a un Donovan Mitchell sobreexigido por la ausencia de Mike Conley, a lo que sumó sus propios problemas físicos según avanzó la serie. Tras empezar perdiendo 2-0, los Clippers empataban la serie con apabullantes victorias que eran más fruto de la merma Jazz que de una mejora real de su juego.

Al menos, hasta que se hizo oficial la baja indefinida de Kawhi Leonard. Contra todo pronóstico, la ausencia de su líder empujó al equipo a evolucionar a marchas forzadas, mostrando una complejidad en su juego colectivo desconocida en ellos. En los dos partidos restantes contra Utah, los angelinos finiquitaron por la vía rápida. Aunque lo interesante está en el cómo.

Hasta entonces, los Clippers no habían podido exponer a Gobert todo lo que quisieran, pero a partir del quinto partido, torturaron al pívot abriendo el campo y haciéndole salir una vez tras otra hacia las esquinas. No solo minimizando su presencia en la zona, sino evidenciando una desventaja en el desplazamiento lateral que apuntaba a haber limado durante los primeros partidos. 

Alivio competitivo

La urgencia empujó a Reggie Jackson y Marcus Morris a dar un paso adelante, alimentados por un Paul George determinante a la hora de involucrar a sus compañeros sin dejar de incrementar su aportación individual. Y la puntilla la puso un rendimiento defensivo mayúsculo que, por fin, partía más de la pizarra que del bárbaro potencial individual que acumulan los Clippers en la faceta destructora. Lue comenzó a variar entre zonas, defensa de rotación y presiones individualizadas a toda cancha para armar un conjunto capaz de frenar a cualquiera.

Ya clasificados, trasladaron todo esto —especialmente en lo defensivo— a unas finales de conferencia en las que partían como menos favoritos. Lo cual supuso que, pese a la eliminación, la temporada resultase mucho más satisfactoria de lo que cabría esperar. Los 8 partidos sin Kawhi dibujaban entonces un margen de mejora ilusionante que ha llevado a la gerencia a situar la continuidad del núcleo como máxima prioridad de cara a la agencia libre. Lo cual apenas han tardado una semana en refrendar gracias a las renovaciones de Batum, Jackson y la continuidad de Ibaka.

Desde la llegada de Kawhi Leonard y Paul George, a Clippers siempre le achacamos lo mismo. Y con razón. En estos dos años, por unas cosas u otras, nunca han terminado de asentar una dinámica de juego reconocible y fiable en grandes escenarios. Obviamente, la simple presencia de sus dos estrellas es suficiente para ser candidato por inercia, pero hasta el quinto partido de semifinales del Oeste, no se les atisbaba eso que se suele referir como “cuerpo de campeón”.

Kawhi, único en su especie

Es argumentable que la naturaleza de Kawhi como especie única y apartada de la manada incida en esa sensación de conjunto incompleto, hecho de retazos. Y justo ahí está mi punto. La figura del dos veces MVP de las Finales se elevó en un contexto muy parecido al que, en el mejor escenario, puede vivir a la vuelta de su lesión. En 2018 Leonard llega a unos Toronto Raptors que vienen de hacer la mejor temporada regular de su historia pero que, como casi siempre, acaban barridos del mapa por el equipo de LeBron James en playoffs.

Leonard aterriza en un gran equipo con falta de talento diferencial para solventar esto último. El gran logro de Nick Nurse consistió en rescatar las grandes virtudes del sistema de Dwayne Casey, con especial hincapié en la vanguardia defensiva, y utilizar a Kawhi como verso libre y atajo a la victoria. Como durante la mayor parte de su carrera, las grandes actuaciones de The Claw llegan de forma independiente al colectivo, y los Raptors supieron entenderlo a las mil maravillas para caminar en paralelo a su estrella.

Este es el escenario al que aspiran los Clippers tras su último tramo de postemporada. Hasta ahora, han sido todo lo contrario de lo que fue Toronto, ya que, contando ya con el talento diferencial, todavía queda pendiente la tarea de formar un gran equipo. Con la longevidad de la recuperación de Leonard aún en el aire, Los Angeles podrán aprovechar su ausencia para desarrollar las nuevas dinámicas recién estrenadas y trabajar en la formación de otras nuevas.

Sobre todo, pienso en explotar el redescubierto protagonismo anotador de Reggie Jackson y convertir los destellos de Terrence Mann en un jugador preparado para aportar cualquier noche. Pero también rondan mi cabeza hacer desaparecer el caos que acude con demasiada asiduidad en situaciones límite o construir al fin un armazón defensivo acorde a la magnitud de los jugadores que lo forman. Encontrar el balance adecuado para hacer que Zubac sea útil permanentemente e ir regando todo con micro-sociedades que partan con George como principio y fin.

Tampoco significa esto caer en aseveraciones como que los Clippers pueden ser mejor con Leonard. Pues no existe escenario en el que el techo de un equipo sea mayor prescindiendo de uno de los mejores jugadores del mundo. Pero sí puede ser que este grupo necesite aprender a no depender de su gran estrella para funcionar como ente propio, pues sus características casi que lo exigen.

Un par de asteriscos

Estas lecturas parten de la hipótesis de una vuelta en plenitud de Kawhi, o al menos cerca de la misma. Algo que, dado lo que sabemos sobre las lesiones de ligamento anterior cruzado, es mucho suponer. Casos como el recientemente protagonizado por Kevin Durant y su Aquiles pueden nublar la mente, pero hablamos de un percance serio. Especialmente hablando de un jugador con un amplio historial de problemas físicos que le llevan a una continua dosificación desde hace ya varias temporadas. Para cuando vuelva, Kawhi cumplirá treinta años y tendrá que sumar a estos inconvenientes una más que posible reducción de su explosividad física.

Dejando esto a un lado, a Los Angeles Clippers solo les queda aprovechar la mala noticia para seguir evolucionando de forma paralela a Kawhi. Cuando la gerencia angelina se hizo con sus servicios, sabía que lo hacía a todos los efectos, y los descansos durante la liga regular son innegociables. Al equipo le ha costado funcionar como tal en parte por estas idas y venidas. Aunque no son, ni mucho menos, la única razón. Ahora, la relación entre Kawhi Leonard y Clippers sufre un impasse del que, con suerte, saldrán más fuertes. Y la actuación de las oficinas durante esta agencia libre así lo atestigua.

(Fotografía de portada de Harry How/Getty Images)

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