DeMar DeRozan y los Raptors: uno para todos y todos para uno

DeMar DeRozan se ha ganado el privilegio, desde hace ya unos años, de ser parte perenne e integral del —irrelevante pero siempre entretenido—debate de quién es el mejor escolta de la Liga.

Su mejor argumento: su eficacia anotadora. Su principal laguna… algunos dirían que casi todo lo demás.

El ‘2’ de los Raptors alcanzó el estatus de jugador franquicia gracias a su empeño en la especificación; a centrarse en una faceta de su juego y perfeccionarla hasta marcar las diferencias. DeRozan lleva siete temporadas depurando su fiabilidad de cara al aro rival. El año pasado tocó techo con 27,3 puntos con un porcentaje de 46,7 por ciento de acierto; una cifra más que buena para un jugador que lanza tanto (20,9 veces) y en situaciones de, a menudo, extrema dificultad.

Como casi todo gran anotador —James Harden no nos vale de ejemplo—, su impacto como asistente ha sido limitado. Sin ser mediocre, en su cabeza siempre ha estado más la canasta que el compañero. Hasta el momento, su mejor cifra en el campo de las asistencias databa de las temporadas 2013/14 y 2015/16, con 4.0 asistencias de media en cada una. Este año se está superando.

Bueno para él

A costa de reducir su protagonismo anotador —22,9 puntos con casi 4 tiros menos que el curso pasado— DeRozan asiste 4,6 veces por encuentro. Nada menos que el tercer mejor shooting guard de la Liga en este campo, detrás de, por supuesto, James Harden (9,8) y un suplente de los Celtics, Marcus Smart (5,1).

Se ha convertido incluso en algo habitual, ver a DeRozan con la pelota en su poder y marcando jugada, siendo otros los que buscan el corte y colocan los bloqueos. Un ‘quasi point guard’, como lo ha bautizado su entrenador.

Ademas de ello, y hablando siempre de escoltas, DeRozan es Top-3 anotador, Top-10 en rebotes ofensivos y Top-15 en robos. Su lunar, el de casi siempre: el condenado tiro de tres (29,6%). Solo en 2015/16 tuvo un promedio aceptable (33,8%) y aún así inferior a la media de la competición.

En lugar de acomodarse tras encadenar tres All-Star en los cuatro últimos años, el de Compton da un pasito más hacia la excelencia a sus 28 años. Un pequeño paso que puede significar un gran salto para un equipo que parecía estancado en la peana de eterno sub-aspirante.

Bueno para el equipo

Los Raptors han corrido el riesgo en los últimos años de convertirse en un duopolio, cayendo en la inoperancia más absoluta si alguno de los caciques, DeRozan o Kyle Lowry, fallaban. Pero por lo visto en estos primeros veinte partidos de temporada regular, puede que estemos ante un punto de inflexión.

Los aclarados para uno y otro están dando paso a un juego sin grandes protagonistas donde prima el equipo, y son más los jugadores que se ven involucrados en la pizarra de ataque. Así vemos que, por ejemplo, Lowry juega cinco minutos menos que la temporada pasada —de 37,4 a 32,3—, y mientras se resiente su columna de anotación, la de las asistencias se mantiene intacta (7.0).

El año pasado, los Raptors como conjunto fueron el peor equipo de la NBA en ratio de asistencias. Mientras en el caso de los campeones, los Golden State Warriors, el 71 por ciento de sus canastas venían precedidas de asistencia, los canadienses solo facilitaban de manera directa el 47%.

Los vientos están cambiando. Ahora los de Dwane Casey se plantan en la mitad de la tabla, 15º, con un 56,9 por ciento. Son además 10º en pases de canasta dados por posesión (0,23). Baloncesto evolutivo a la caza del librillo del maestro Pops.

La mejora, aún así, es significativa pero no definitiva. Varios equipos se sitúan por encima del 60 por ciento, ya sea por calidad en la circulación —Warriors, Pelicans, Spurs— o por déficit en talento individual e incapacidad para generar puntos desde el drible —Hawks, Bulls—.

En cuanto a la estadística de asistencias totales por partidos, los Raptors también ocupan la zona media-alta, décimos, con 23 por noche. Lista que por supuesto también copan los de Steve Kerr, con 30,1.

«Creo que solo estoy siendo crítico conmigo mismo», explicaba DeRozan hace unos días y recogía TheStar.com. «Comprendiendo como puedo ser mejor y hacer que todos los que estén a mi alrededor también mejoren. Ese ha sido siempre mi objetivo, especialmente esta temporada. Sé que puedo anotar. Pero también quiero que todos los que me rodean se sientan más cómodos».

¿Aspirante renacido?

Deben estarlo. A nivel de clasificación, en su línea; 3º del Este con un cómodo 12-7. La rotación es más amplia que nunca en un equipo dirigido por Casey: hasta doce jugadores superan los 12 minutos de media por partido, y sólo Lowry y DeRozan rebasan los 30. Los Raptors, por fin, son un equipo.

Charles Darwin dio la clave hace ciento cincuenta años: ‘Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio’. Que nadie descarte a los Raptors una temporada más.

*Datos extraídos de Teamrankings.com, Basketball-Reference y Hoops Stats.


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