Deron Williams y sus Nets están de vuelta

A principios de verano ya contará con 31 primaveras. Cruzada la psicológica barrera de la treintena, cualquier deporte que exija un mínimo atlético estará presenciando, probablemente, el crepúsculo de aquellos quienes lo practican. En la NBA, con 82 partidos condensados en 5 meses y medio — y otro puñado más para quienes alcancen la postemporada— la exigencia es máxima.

Si el jugador a revelarse frente a tan connatural proceso además refleja en su historial médico una operación en cada uno de sus tobillos, serían muy pocos los que apostillarían por lo maravilloso que está sucediendo últimamente en el parqué. Contra todo pronóstico, contra toda lógica, sellando los labios de agoreros, pesimistas e incrédulos, Deron Williams, quien fuera llamado a ser uno de los bases de la década, está de vuelta.

La marcha de Pierce, la decadencia y abandono de Garnett, los constantes rumores sobre los intentos de venta de Prokhorov…un equipo hecho con prisas y a golpe de talonario, pero que a base de nombres y resultados —segunda vuelta 2013/14 de escándalo y segunda ronda de Playoffs ante Miami— había logrado generar ilusión, se desmembraba.

Las prisas no solo eran cosa del magnate ruso. El contador muscular de las estrellas de Brooklyn también había empezado la cuenta atrás. Su backcourt titular suma 63 años de experiencia y fatigas. Joe Johnson no sabemos cuanto más tiempo podrá seguir aunando rachas de efectividad a su sempiterna elegancia. Y Deron…Deron arrastra un pesado grillete a rebosar de densa nostalgia con el nombre de «Utah» grabado en él.

A mayor crueldad, el tercer y más alto de los pilares de su equipo, Brook Lopez, que por edad debería hallarse en la cúspide de su carrera, sufría mismo martirio que su proveedor de balones. Trenes inferiores de Bohemia y Silesia. El susto de Mirza Teletovic, ponía la puntilla a un proyecto efímero que parecía enterrarse bajo las últimas paletadas sin apenas llegar ver la luz.

El 2014 tocaba a su fin con la pesadumbre cerniéndose sobre el Barclays Center y media plantilla en el mercado. Enero (3 victorias-12 derrotas) se convertía en una pesadilla de la que parecía no haber despertar. Las esperanzas de los Nets se diluían, la costilla de Deron se quebraba, y Hollins solo rezaba por que el parón del All-Star llegara lo antes posible.

Esa semana de descanso pareció una vida en el Edén al otro lado del Río Hudson. Algo se invirtió, y una bolsa en la que parecían amontonarse piezas de cincuenta puzzles diferentes, súbitamente empezaron a encajar. Brook Lopez estaba de regreso, y además de anotar sabía rebotear; Allan Anderson recuperaba la regularidad, Markel Brown aparecía de la nada, y Jarrett Jack, entre tanto, se erigía como el líder del equipo en su largo desierto. Si faltaba algo en el renacer de estos Nets, ese algo llegaba en forma de trueque. La garra y carácter de Kevin Garnett por la juventud, hambre, (y no menos talento) de Thaddeus Young. Negocio redondo.

Febrero y Marzo: el florecimiento

La primavera se adelantó en Brooklyn, y a un febrero positivo (6-5) le siguió un marzo en progresión (9-6). Desde entonces ya no se ponen metas. Algo que parecía perdido: la confianza, la fe en quienes se acomodaban entre sus desorbitados salarios, la esperanza en unos jugadores que parecían haber renunciado a un último asalto conjunto al anillo; todo ello está renaciendo. Esos mismos jugadores aburguesados parece que han decidido embarrarse, al menos, hasta los Playoff.

Una espectacular racha de 11 triunfos en los 13 últimos choques hace creer que, de seguir así, estos nuevos Nets, gracias en parte a un Este barato, podrían hacer sudar a más de un rival llegadas las eliminatorias. Les quedan 5 encuentros, 4 de ellos como locales y con rivales medianamente asequibles (vs ATL, vs WAS, @ MIL, vs CHI, vs ORL). Hollins, especialista en defensa, deberá apretar fuerte en casa para que no se les escape lo que hace poco se intuía casi inalcanzable. Heat, Celtics, Pacers y Hornets lanzarán dentelladas a cualquiera que resbale.

Las sensaciones, más allá de la estadística

Es innegable que todo el torrente ofensivo está pasando por las manos de Brook Lopez. El pívot de origen cubano ha alcanzado su máximo nivel cuando su equipo más lo precisaba. No por nada ha sido nombrado Jugador de la Semana de manera consecutiva en las dos últimas votaciones.

Sin embargo, no es menos cierto que el recital que está dando el ex-base de la Universidad de Illinois es otro regalo que no esperábamos desembalar. El único que pudiera haberle disputado el trono a CP3 en la fogones de la creación. Capaz de anotar como pocos bases cuando está enrachado, (ostenta la segunda mejor marca NBA de triples en una media parte, con nueve convertidos), magnífico pasador (9 asistencias de promedio a lo largo de su carrera) y lo que mejor hizo en su plenitud y, para nuestro frenesí, está volviendo a hacer. Solo él podría hacerle frente a Jamal Crawford, otro virtuoso de esta materia. D-Will, un maestro del crossover.

Uno de mis momentos más controvertidos (y de los vuestros, estoy seguro), al haberme decantado siempre por seguir a jugadores en vez de ser seguidor de equipos, es cuando la NBA me ofrece un amplio menú nocturno y debo elegir solo un plato para la recena. Para conocer bien el estilo de juego de cada franquicia, soy de los que ve aconsejable dedicar la noche exclusivamente a una (o dos) de ellas, en lugar de ir zapeando de pabellón en pabellón.

Llegada la hora de elegir, decantarme por los Nets suponía un esfuerzo guerrero. Quien lo hubiera dicho, que en las últimas semanas me estoy saltando bastante el calendario y cada ocasión que se me presenta, sintonizo con los Nets de Lopez, con los Nets de Williams. Más allá del conglomerado estadístico, el secreto está en la magia. La que a borbotones está exhibiendo un playmaker que, esquilmado por las lesiones y acabado para muchos, vuelve a jugar como en su lozanía. Quizás ya no trate de machacar el hierro (por ahora). Tampoco se lo pedimos. La cosa va de sensaciones.

Deron vuelve a penetrar y atacar el aro con una agresividad que en New York apenas recordaban. En cuando al recital de cinturas rotas, ya deben estar confeccionando un vídeo de varios minutos solo a razón del último mes. Qué facilidad para arrancar y echar el freno de mano. Lo experimentó con Nappier en sus carnes, luego calentó suelas con Calderón, y desde entonces ensaya con cualquier víctima que se le ponga por delante.

Queda dicho. Sus números esta temporada son de 13,4 puntos, 3,3 rebotes, 6,5 asistencias y 1 robo. En los cinco últimos se disparan: 20,4 puntos 4,8 rebotes y 8,2 asistencias. Los 31 tantos ante los Raptors fueron resolutivos; desde abril del 2013 —se dice pronto— no superaba esta marca. De todos modos insisto. Son números, y muy buenos, pero la panorámica sobre la cancha y Deron en el objetivo es infinitamente mejor. D-Will en su mejor versión está de vuelta. No sabemos por cuanto tiempo. Mis conocimientos de baloncesto no alcanzan a comprender esta dádiva; ni esperan hacerlo. Plasma enriquecido (legal), cortisona (menos legal), ritmo de juego, motivación de cara al anillo….las razones no son relevantes. Que D-Will vuelva dominar el juego por todo aquello que le hizo ser número 3 del draft, sí lo es.

https://www.youtube.com/watch?v=q-ZnO2fV310


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