No estamos desvariando. Hace años que se pedía un paso al frente de Andre Drummond y éste, tras hacernos esperar casi hasta el desespero, ha decidido olvidarse de andar y optar por dar un salto mortal. Ya habíamos dado buena cuenta de su mejora en su principal defecto —un tiro libre que daba miedo—, y ahora nos sorprende con un nuevo aspecto que apuntó en los primeros partidos y que ha terminado por romper: el de asistente.
Si verle pasar de un 39% en tiros libres durante su carrera al 62,7% que atesora en el presente curso ya ha dejado bocas abiertas, su capacidad para repartir canastas entre sus compañeros no puede sino levantar aplausos.
Vamos por partes. Este proyecto de Connecticut siempre ha reboteado, intimidado y anotado en la pintura con solvencia de estrella, pero su equipo le pedía más. A veces, más bien casi siempre, daba la impresión de jugar aislado, como si sus números fuesen por un lado y el conjunto por otro. Eso se ha acabado.
Drummond promedia actualmente 3,4 asistencias por partido. Visto así puede hacer poco ruido, pero es que son 2,3 más que en cualquier temporada anterior. En la mejor de su carrera, la 2016-17, se quedó en 1,1. En años previos ni siquiera alcanzaba una por noche…
El cambio es brutal. Ha dejado atrás las catacumbas de los pívots pasadores para codearse con la élite. DeMarcus Cousins, con 5,6 pases de canasta por noche, lidera la clasificación de los center. El de los Pistons, con sus 3,4, se sitúa en un fantástico séptimo lugar. Jugadores como Nikola Vucevic, Anthony Davis o Jusuf Nurkic quedan por detrás.
Centrémonos en el actual curso. Drummond lleva un total de 55 asistencias en 16 partidos; es decir, las mismas que hizo en toda la campaña 2014-15 en 82 partidos. Drummond lleva cuatro noches con cinco o más asistencias en 16 partidos… Y aquí viene lo grande: nunca antes había hecho un partido en el que cinco de sus pases acabasen con puntos de algún compañero. Tanto ha crecido que es el tercero que más asistencias da en los Pistons, solo superado por Reggie Jackson e Ish Smith.
Esto sí es una evolución. El jugador de la franquicia de Michigan era muy bueno en algunas facetas, pero ahora está completando su catálogo de virtudes con aspectos que hacen que sea aún más peligroso. Contra Minnesota, partido que terminó con victoria para Detroit por 100-97, firmó una tarjeta de 20 puntos, 16, rebotes, 4 asistencias y 2 tapones. No le pediremos que meta triples, pero los Pistons estarán sonriendo sin duda.
Repercusión colectiva
Tras los insuperables Celtics —llevan 15 victorias consecutivas—, Detroit está brillando con luz propia en la Conferencia Este. Para conseguirlo se han movido de manera excelente en el mercado, la llegada de Avery Bradley es prueba de ello, pero igualmente importante ha sido el trabajo y mejora de Drummond. Lo que ha conseguido va mucho más allá de un progreso personal. Su acierto en el tiro libre hace que los rivales se lo piensen dos veces hasta de lanzarse a hacerle falta. Su capacidad para encontrar al jugador abierto hace que cerrarse sobre él sin pensar en el resto ya no sea una opción. La Motown vuelve a rugir.
Estadísticas de NBA.com.