¿Los Thunder, a por todas?

La última (y única) vez que Gordon Hayward fue All-Star (2017), ningún jugador de la actual plantilla de Oklahoma City Thunder estaba en la NBA. Este dato de hace unas horas de StatMuse, revela dos cosas: la juventud campa a sus anchas en OKC, y hace bastante que Hayward, mediáticamente al menos, dejó de ser una superestrella.

Hayward cumplirá 34 años en poco más de un mes, convirtiéndose en el jugador más veterano de un vestuario que, a partir de mañana, será el suyo. Precisamente en su intercambio, han salido Davis Bertans y Vasilje Micic, dos piezas que además de casi intrascendentes en la rotación, eran los de mayor edad del conjunto azulón (31 y 30 años respectivamente).


¿Puede un sólo movimiento, por el que traes a un jugador muy venido a menos, convertir a una franquicia en la ganadora del mercado invernal de traspasos?

Posible es, y desde luego así lo ansía Sam Presti con una maniobra que nadie esperaba y que, ocurra lo que ocurra, será un win para él y su cúpula directiva.

En el caso de que Hayward se lesionarse gravemente mañana, los Thunder seguirían cumpliendo uno de sus dos principales objetivos: liberar una ingente cantidad de masa salarial. 32 millones que quedarán a su disposición para lo que quieran gracias a la condición de expiring del contrato de Hayward. Flexibilidad de sobra para negociar por una gran estrella (o un par de grandes complementos) en la próxima agencia libre.

Pero si Hayward no se lesiona y logra encarar sano y en forma el mes de abril, entonces ahí puede estar el unilateral win-win. Empecemos por lo que han perdido por el camino (este punto va a ser muy breve).

Promedio de minutos en pista, OKC 23/24

En síntesis: NADA.

Bertans y su tiro de tres, inexistente; Tre Mann en picado en cuanto a protagonismo (tuvo su momento como rookie, pero en cuanto el equipo cogió nivel, se quedó sin espacio); y Micic, como tantos otros talentazos europeos, no ha logrado por el momento ni la confianza ni el ritmo para trasladar su magia a la NBA.

¿Que trae Gordon a la mesa?

Habida cuenta que los Thunder no han renunciado a nada, y a la espera de si la ventana de waivers trae algo nuevo (improbable), veamos lo que sí adquieren con el traspaso de Hayward.

*Profundidad: con Hayward sano(¡¡*!!), los Thunder obtienen a un jugador polivalente capaz de rendir a buen nivel sus treinta minutos por noche. Un Sexto Hombre en toda regla que adelanta en galones y opciones a todo lo que ya tenían en Oklahoma partiendo de la segunda unidad.

Este año, la cruz que le aleja de la regularidad (cada curso es algo distinto) es la pantorrilla derecha, y fruto de la cual no se viste de corto desde el pasado 27 de diciembre. Sólo ha disputado 25 partidos de los 50 posibles. Está, sin embargo, a punto de volver. De hecho ya estuvo convocado en uno de los últimos duelos de los Hornets, por lo que no deberíamos tardar en verlo debutar.

Ofensiva: Nunca ha sido un anotador frenético pero si uno de lo más solvente. Cuando lo ficharon los Celtics, el plan era convertirlo en uno de sus estiletes, de los que se mueven entre los 22-25 puntos de promedio a lo largo de la temporada. La lesión el día de su debut cambió y acabó para siempre con el Hayward que habíamos conocido en Utah, pero supo sobrevivir a su propia reconversión. Dejó a un lado su descaro penetrador para desarrollarse como tirador de media y larga distancia, pero sin coger alergia a la pintura, cambiando, eso sí, potencia por inteligencia en la pugna interior. Sus porcentajes, superiores desde entonces al 45% en tiros de campo, le avalan.

Playmaking: Hayward nunca ha sido un anotador frenético porque siempre ha sido mucho más. Algunas voces, pocas, afirman que los Thunder pierden dirección con las salidas de Mann y Micic, quedándose sin fondo de armario para el puesto de base. Nada más lejos. Este movimiento abre las puertas más que nunca a Josh Giddey en la generación y toma de decisiones para cuando Shai reclame algo de aliento. Pero además, Hayward lleva años ejerciendo de consabido facilitador y distribuidor. El forward, que supera los dos metros de estatura, es garante de circulación, pick and roll y asistencias, alcanzando las cuatro por partido con facilidad.

Dije antes, de hecho, que los Thunder ganaban con él un Sexto Hombre, pero también cabe la posibilidad de que Mark Daigneault lo traslade al quinteto inicial (en detrimento de Dort, Giddey o J.Williams) y desde ahí alterne alineaciones y formatos distintos a los vistos hasta ahora gracias al paquete de recursos que ofrece Hayward, multiplicador y versátil como no lo había hasta entonces.

Veteranía: Hayward sabe tanto lo que es ser líder (Utah) como rendir a la sombra de otros All-NBA y adoptar un rol de segundo/tercer espada (Boston, Charlotte). El ego, el cual señaló como el problema (ajeno) en sus años como Celtic, no será un obstáculo para un jugador que ha aceptado con naturalidad la degradación en la pizarra (lanza menos de 12 tiros por encuentro, en comparación con los 15 de hace tres años, pero respetando sus niveles de eficiencia).

¿Plus para playoffs?: y aquí, claro, estará la madre del cordero y la variable que determinará si este traspaso es el traspaso del año. Los Thunder son actualmente líderes de Conferencia, pero como a los Timberwolves, su inmediato perseguidor, casi nadie termina de tomarlos en serio llegadas las eliminatorias, siendo otros los considerados auténticos aspirantes aunque ahora les miren desde abajo en la clasificación (Nuggets, Clippers, Suns, Bucks…).

La duda, lógica, está en si Hayward –este Hayward, lo que queda del All-Star de 2017– es capaz y está en condiciones para ser ese elemento transformador, esa variable competitiva que aupe a los Thunder, por fin, a la condición de verdadero contender, con una de las plantillas más jóvenes ‘e inexpertas’ de todo el circuito y que encontrarían en Hayward el caudal veterano que sirva de contrapeso cuando la mente les pese más que las propias piernas.

Si hablamos de experiencia pura y dura en playoffs, Hayward no es el ejemplo ideal. Sólo suma cuatro postemporadas, y su techo son las semifinales de conferencia, regalando su mejor versión en las de 2017. Su tremendo papel individual, no obstante, nada pudo ante los Warriors de Curry, Thompson, Green y Durant (4-0).

Incentivos para morir matando, todos. La edad, ningún título de campeón en su haber y un inminente contrato por renovar. Cuesta creer, en el ideal de sus sueños, que Hayward hubiese escogido un desenlace de mercado mejor. Y Sam Presti, qué duda cabe, lo sabe.

(Fotografía de portada de Jared C. Tilton/Getty Images)


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.