Brandon Ingram: ‘sophomore’ a la estela física de Durant

Rara vez se ha sacado algo bueno de jugar a las comparaciones, que son odiosas dicen; y lo son especialemente cuando el referente, el objeto de comparación, se llama Kevin Durant. Que te impongan el testigo de ser «el nuevo Kevin Durant», implica luchar por convertirse en uno de los mejores aleros de la NBA de los próximos 10-15 años. Desafío suficiente para varias vidas.

Comienzos similares…

Y sin embargo, es inevitable. Desde que en su último año de NCAA focos y scouts se le echaran encima, era imposible no intuir a Durant en esos 2,08 metros —y creciendo— corriendo la pista; imposible no recordar a KD en esas frenadas en seco a seis metros de la canasta; imposible no dibujar el arco de tiro de Durantula cuando Ingram descargaba con suma elegancia… ¡chof!.

Agilidad, plasticidad, técnica, tiro, zancada. Rasgos impropios en aleros que rebasan la barrera de los 2,10. Y ambos coincidían en una cosa más cuando fueron seleccionados como el segundo mejor jugador de su respectivo Draft. Eran endemoniadamente enjutos. Canijos etíopes. Perfil olímpico maratoniano. Una flaqueza que hacía dudar de su adaptación al exigente físico que obliga NBA.

… pero distintos

Hasta aquí las comparativas. De hecho, en números, el hoy jugador de los Warriors siempre le ha llevado la delantera al joven Ingram. Mientras el forward de Golden State promedió, en su único año en la Universidad de Texas, 25,8 puntos, Ingram se quedó en 17,3 como freshman de Duke.

Esta disparidad anotadora se mantenido en el, hasta ahora, único curso medible y contrastable en la NBA. El Kevin Durant rookie de los Seattle Supersonics se plantó en los 20,3 puntos, lo que le catapultó directo al Novato del Año. El curso de rookie de Ingram ha sido bastante más difícil e irregular.

A pesar de contar con libertad y plenitud de oportunidades —aunque Durant jugó seis minutos más de media en su primer año—, en un equipo del que no se esperaba nada y en el que Luke Walton no tenía prisa alguna, Ingram ha permanecido tímido. Demasiado tiempo.

Se le vio mucho mejor tras el All-Star. No hay más que comparar sus números.

 MinsPtsTCT3RebsAsiRob
Pre All-Star27,7836,3%30,4%4,11,90,4
Post All-Star32,113,247,4%26,9%3,92,51,1

Como vemos, Ingram mejoró prácticamente en todo de forma clara, excepto en el tino desde el triple, el cuál ha sido uno de sus lunares en todo su año de debut. Algo que podría catalogarse de extraño cuando precisamente uno de sus mejores argumentos que traía desde la NCAA era su efectividad como tirador de media y larga distancia.

Si comparamos esta estadística con la de KD35 en su primer año en Seattle, desaparecen las alarmas. Mientras hoy, tras diez años de NBA, promedia Durant un 37,9 desde el arco, su año rookie lo saldó con un flojísimo 28,8. Adaptación.

Preparadores paralelos

Adaptación que empieza por el físico y continua por pulir detalles técnicos. En esto se acumula un factor común más entre ambos jugadores. Brian Keefe es a día de hoy uno de los entrenadores asistentes de Los Angeles Lakers y una de las personas que mayor seguimiento personalizado ha hecho a Brandom Ingram desde que éste saliese del Draft con la gorra violeta y dorada encasquetada. Antes, Keefe había sido técnico asistente durante siete años en Seattle primero y en Oklahoma después. Y durante todo ese tiempo estuvo trabajando estrechamente con el jugador que hoy ostenta el título de MVP de las Finales de la NBA.

Pues Mike Trudell, reportero oficial de los Lakers, ha estado con ambos, con Ingram y con Keefe, en las instalaciones deportivas UCLA Health Training Center.

«Todos tenemos una gran confianza en Brandon, porque está invirtiendo mucho tiempo y está centrado en sí mismo y en lo que estamos haciendo aquí. Se preocupa por su juego. Está haciendo las cosas correctas para convertirse en un jugador realmente bueno», comienza Keefe.

Ingram, tras pasar unas vacaciones familiares en Las Bahamas —a donde también se llevó a un entrenador personal para no desperdiciar ni un solo día— ha vuelto a la carga. Este verano se lo ha planteado como el de su transformación física; la que le permitirá dar un salto sideral en su rendimiento.

El tiro

Cómo decíamos, la cosa va de físico y de detalles. Uno de estos detalles, quizás el más importante, es el tiro. Pulirlo, marca la diferencia.

«Era una cuestión de mecánica. El entrenador Keefe y yo hemos hecho un buen trabajo todos estos días; tratando de evitar que lance sobre mi cabeza. Tratando de encontrar diferentes maneras en las que me sienta cómodo y lanzando de la manera correcta», cuenta Ingram.

«Tiene un buen tiro, así que solo es cuestión de depurar un par de cosas —apostilla el coach— . Una de esas cosas era mejorar su juego de pies, logrando que obtuviera un mejor equilibrio. Ahora va a tener la oportunidad de transferirlo a los partidos».

Y no se entiende una mejora en el tiro sin una evolución en su cuerpo. «La segunda cosa era acondicionar mi cuerpo. Por supuesto mucho trabajo en la sala de pesas; pero además, tratando de comer un poco mejor y un poco más. En la universidad sólo pesaba unas 180 libras —80 kilogramos—. Ahora que he conseguido ponerme lo suficientemente fuerte me siento cómodo para lanzar la pelota desde la línea de tres. A medida que me ponga más fuerte, me saldrá aún más natural.», añade el alero.

«Nos hemos centrado tanto en la colocación de la mano que lanza la pelota como en la que la guía. Tiene brazos muy largos, por lo que debíamos hacer su tiro algo más apretado y compacto, porque cuando tienes brazos tan largos se pueden cometer más errores», apuntilla Keefe.

Los pasos de KD

Por último, al tener la suerte de entrevistar a un entrenador que había tenido bajo su mando a los dos, al referente y al aspirante a fotocopia, tocaba hablar de Kevin Durant.

«Tienen cuerpos muy similares; ambos eran muy delgados cuando comenzaron. Pero creo que empatan en ética de trabajo. Kevin era ya un gran jugador —al llegar del Draft—, pero trabajó muy duro y fue muy consistente. Su mentalidad respecto a tratar de mejorar a diario es algo que puedes extrapolar a cualquiera. Brandon tiene un tipo de cuerpo similar, por lo que esas experiencias han sido muy útiles. Simplemente pensando: ‘Eh, hay alguien que era tan similar a ti que puedes seguir su patrón hasta cierto punto’; pero luego tienes que crear tu propio . Los hábitos son, probablemente, lo más importante de todo».

Buen rollo con Lonzo

Los Lakers reforzaron el juego interior vía traspaso —Brook López— y en el perimetral apostaron por el Draft: D’Angelo Russell por Lonzo Ball. Rookie y sophomore, el dúo que está llamado a liderar el futuro de la franquicia, ya empieza a fluir. Ambos han jugado ya sus primeros 5 vs 5 en el UCLA Health Training Center, e Ingram afirma tener ya muy claro como quieren jugar en transición.

«Me encanta todo lo que hace en pista. El modo en el que distribuye el balón. El modo en el que se comporta y trabaja. Creo que lo mejor que tiene es su actitud y su carácter —no escatima en elogios Brandom con su nuevo compañero en la dirección—. Siempre está bromeando. Es un gran chico y hace que te apetezca jugar con él. Alguien de su calibre, además, podría resultar engreído, y no es engreído para nada».

Salto físico

Para cerrar, Ingram tranquiliza a aquellos que le ven más fino que el bambú y temen que pueda escacharrarse a su primer choque con Andre Drummond.

«Estoy haciendo muchísimos entrenamientos. Incluso cuando no estoy en las instalaciones de los Lakers, entreno con el preparador físico, Gunnar Peterson. Quiero seguir construyendo músculo en ciertas áreas. Cuando vengo aquí hago ejercicios más enfocados al juego en pista: trabajo en mi primer paso, en volverlo más explosivo».

Keefe es más conciso: «Se le ve más grande. Se le ve más fuerte. Se siente más fuerte y juega más fuerte».

¿Intransferible?

Y, además, es intocable. Intransferible. Ya lo dijo el jefe. Es el chico de Magic.

Bueno, palabras y promesas bellas que podrían tambalearse —y derrumbarse— si lo último que hemos publicado realmente vadea en las aguas de la certidumbre. Si el año que viene los Lakers tienen nuevo alero… si llega LeBron.

 


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