Joel Embiid, máximo riesgo y también acierto

Posiblemente, el mayor pelotazo de una carrera NBA si se conjugan los minutos disputados como profesional y el dinero firmado una vez consumida la etapa de novato. Eso es lo que ha conseguido Joel Embiid, pívot de Philadelphia 76ers. Con el acuerdo ya oficial, el abanderado de esa lenta fermentación llamada The Process se ha adjudicado 148 millones de dólares en los próximos cinco años —en función de objetivos pueden ser hasta 178— habiendo disputado nada más que 31 partidos en la NBA. ¿Una locura lo que han accedido a firmar los Sixers? Tratamos de dar argumentos para esclarecer la situación.

Podría parecer una demencia propia de los tiempos del villano Sam Hinkie —aunque en la dirección opuesta—. Joel Embiid ha disputado 31 de los 246 partidos que habría podido participar desde que fue drafteado en el número 3 del Draft 2014. Esas cifras hacen un total de algo menos de 800 minutos de los casi 12.000 posibles que Embiid podría haber estado sobre la cancha.

Más riesgo, sus lesiones. Elegido en el Draft ya con una tara física —lesión en la espalda que le obligó a perderse su primera temporada— después también llegaron contratiempos graves en el pie, y la rodilla esta última temporada. Resultado, dos primeras temporadas en blanco y apenas 30 encuentros en la tercera, todos ellos con restricción de minutos. De hecho, Embiid solo llegó a los 30 minutos disputados en un encuentro y su media fue de 25,4 en toda la temporada.

El verano que viene los 76ers podido igualar cualquier oferta por él —habría sido agente libre restringido de no renovar—, por lo que en la práctica no había necesidad de sacar un cheque en blanco a estas alturas. Esperando, seguramente podrían haber ahorrado algo de dinero y también esclarecido si el físico de Embiid daba como para máximo. La maniobra es arriesgada se mire por donde se mire; pero aun así es un acierto redondo por parte de Philadelphia.

Desde 2013 para algo como Embiid

Aunque Noel, Okafor o Carter-Williams llegaron antes que él al kilómetro cero del proyecto, The Process no se entiende sin Joel Embiid. Es más, el pívot resulta la pieza principal del mismo. La apuesta firme y decidida supone el refrendo de tantos años por el desierto. El tankeo sistemático engendrado en 2013 —de nuevo alusión al ‘villano’ Hinkie— no hubiera tenido sentido si a la hora de apostar por tu futura estrella hay marcha atrás. Más que eso, de nada hubieran valido tantos cursos de mendicidad y derrotas (solo 75 victorias en 328 partidos las últimas temporadas) si en este momento entrasen las dudas con Embiid. Es la bandera del proyecto y aunque el máximo suponga un riesgo mayúsculo, sin él no hay proyecto.

Embiid irrumpió en la NBA el pasado año como una fuerza incontenible. El novato de más de 20 puntos (46,6 en tiros de campo), casi 8 rebotes, más de 2 tapones por partido y todo en 25 minutos de acción promedio. De no haber contado con restricciones, su aportación hubiera sido bastante mayor. De hecho, proyectados a más minutos los números de Embiid se equiparan con los que solo han alcanzado grandes huellas de la liga como Tim Duncan, Shaquille O’Neal, David Robinson o Hakeem Olajuwon. La semilla es bastante potente en Embiid.

Potencial como Towns

El pívot oriundo de Camerún (y Kansas) pero ya ciudadano predilecto en Philly está llamado a ser una gran estrella. Todo el potencial que hace un par de años se vislumbraba en Karl-Anthony Towns quizá está por despertar ahora en Embiid. Con el asterisco de las lesiones, pero sobre todo el dominio del juego y de los partidos dada su juventud es lo que une a ambos jugadores.

Además de los motivos que aporta la propia historia de Embiid, resulta que Philadelphia tampoco podría ahora mismo, o el verano que viene, invertir mejor el dinero que ha dedicado a la extensión de contrato de Embiid. ¿Agentes libres como J.J. Redick? Pan para hoy y hambre para mañana; mucho más institucional es apostar fuerte por el que ha sido bautizado como el futuro de tu franquicia.

Y no es que la millonada que aún ni ha empezado a digerir Embiid deje a 76ers  sin margen para el año que viene. Como pudo hacerse eco el analista Bobby Marks (ESPN), 76ers posee 40 millones frescos y disponibles para pintar cuanto quiera la plantilla del curso que viene. Para rodear a Embiid y el resto de jóvenes valores. Pero sin demasiado desenfreno, ya que en dos años tocará renovar a Ben Simmons; y en tres a Markelle Fultz.

Extensión con cláusulas

Embiid dejó un impacto gigantesco soltando virginidad en la liga. En cada partido le persiguió un aura de dominio equívoca para un novato. Su comunión con Philadelphia y el proyecto es total, por lo que no existirá jugador más comprometido con la causa instaurada en Pensilvania.

El contrato de Embiid, además, posee ciertas cláusulas que parece protegen el patrimonio de la franquicia; no todas las cantidades están garantizadas y en caso de lesión Embiid podría no percibir todo lo acordado. Hasta parece que podría ser cortado si hubiera lesión trágica. Se ha guardado las espaldas Philadelphia pero habrá que ver cuánto, dado que aún no se han podido conocer todos los pormenores del contrato. Si no lesiona, la firma será un acierto rotundo, claro. En caso de contratiempo, habrá que sacar la lupa con lo que diga la letra pequeña —y analizar el calibre de la hipotética lesión—.

En cualquier caso, desde esta humilde opinión, Philadelphia arriesga pero acierta. No se concebiría otro camino como franquicia que ir hasta el final con Embiid. Por mucho que el verano que viene hubiera dictaminado si es fiable físicamente o no, que también puede ser un punto de vista razonable. No obstante, 76ers apuestan por el rookie que lideró en todos los apartados importantes del juego a su equipo el curso pasado y con medias no vistas en un novato desde Blake Griffin de acuerdo al periodista Juanma Rubio, de AS.

Arriesgan pero aciertan rotundamente los Sixers. Sin máximo no hubiera habido extensión y sin extensión no hay proceso —años perdiendo a la basura—. Philadelphia ha encontrado a su próxima gran estrella y ha ido, acertadamente, con todo en su continuidad. Riesgo y acierto de gran calibre al mismo tiempo. Eso es Embiid.


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