El partido que define a los Wizards

Hoy he visto a los Wizards. Y casi me explota la cabeza. No recuerdo un equipo con este nivel de talento y una capacidad semejante para desaparecer de los partidos. Un equipo tocado, herido… Casi hundido. Un equipo que arranca sin alma, sin intensidad, sin ganas, sin ritmo. Un equipo que se había dado por vencido hasta que, por arte de magia, cambia el chip y… Ayer remontaron 24 puntos a los Clippers. De traca…

En Washington ha pasado de todo estos últimos días. Por si alguien no está puesto en el tema, se ha filtrado tanto esto (lío entre jugadores) como esto (todos en el mercado). Y además ha pasado esto otro (la multa a John Wall). Y seguro que muchas cosas más que por ahora no han visto la luz. Porque ese vestuario es un polvorín, un desastre. Porque hay que salir a competir. Y más con semejante nivel de talento en plantilla.

Ayer decía Bradley Beal que no se odian los unos a los otros (menos mal). Y también que son un equipo de playoffs. La realidad es que de lo primero, ni idea. Ni la más remota idea. Pero en lo segundo tiene toda la razón del mundo. Por talento, por piezas y por la conferencia en la que juegan, estos Wizards tendrían que ser, de calle, equipo de playoffs.

Pero para que eso ocurra tiene que cambiar casi todo. No puede ser que los rivales vengan a tu casa en back-to-back, tercer partido en cuatro noches y se hinchen a anotar sin oposición. Triples abiertos en cada esquina, alguno incluso desde la cabeza (el primer cuarto de Tobias…), bandejas con alfombra roja porque no existe eso que llamamos transición defensiva. En fin, que no puedes pretender que lluevan las victorias y que el equipo se haga fuerte si eres uno de los cinco equipos que mejores porcentajes permite a sus rivales tanto en los tiros como en los triples.

Y el gran problema con los Wizards es que no hablamos de falta de nada. Es más, sobra de casi todo. Talento, buenos tiradores, jugador(es) franquicia, buenos defensores, aleros multiposicionales… Quizá algo en el cinco más fiable que un Dwight Howard que se ha vuelto a lesionar (ayer remontan sin pívot). Y yo dudo (mucho) con Scott Brooks. Pero, en serio, poco más. Y eso es precisamente lo que convierte la situación deportiva en un esperpento. Es ridículo, sin más. Y si alguien no se lo cree, que se ponga la segunda parte que juegan ayer… O el partido entero, que define perfectamente a estos Wizards. Dr Jekyll and Mr Hyde.

¿Y ahora, qué?

Las cosas no van a ir a mejor por las buenas. Van a tener que mejorar por las malas. Puede incluso que empeoren bastante más antes de mejorar (si es que mejoran…). Sus cinco próximos partidos son, por este orden, en Toronto, vs Pelicans, vs Rockets, en Nueva Orleans y en Philadelphia. Y hablamos de estos Wizards… Pueden salir 0-5 (o 5-0…). Sin exagerar.

La gran pregunta, en boca de todo el mundo, es si es el momento de romper con todo. Si es el momento de buscar nueva casa para Wall o para Beal. Si toca renovarse o morir. Y yo diría que sí… Aun tras la épica remontada de ayer. Porque no me la creo… Esto es la NBA y hay que dar el 200% cada día, cada partido y en cada posesión. Y, la verdad (ojalá me equivoque), no lo veo. No veo a este equipo dándole la vuelta a la situación. Aunque dadas las circunstancias, encajaría: sería tan ridículo como todo lo que ha pasada hasta ahora. Y me volvería a explotar la cabeza.


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