Previa NBA 2022-23: Memphis Grizzlies

Previa de la temporada NBA 2022-23: sobre Memphis Grizzlies. Datos, resultados de la temporada anterior, un vistazo a su plantilla y a sus futuros agentes libres, los objetivos del curso, el jugador a seguir y un pronóstico sobre la franquicia.

Memphis Grizzlies

La plantilla

  • Movimientos en el mercado: salidas de Kyle Anderson y De’Anthony Melton.
  • Backcourt: Ja Morant, Desmond Bane, Dillon Brooks, Danny Green, Tyus Jones, Kennedy Chandler.          
  • Frontcourt: Jaren Jackson Jr., Steven Adams, Brandon Clarke, Ziaire Williams, Xavier Tillman, John Konchar, Santi Aldama, Jake Laravia, David Roddy, Killian Tillie, Vincent Williams Jr. (contrato dual), Kenneth Lofton (contrato dual)

Así encaran la temporada

Los Memphis Grizzlies fueron, sin atisbo de duda, la mayor sorpresa de la temporada pasada en la NBA. Y como sucedía con Dallas, resulta complicado analizar a un equipo que se ha saltado varios escalones en su proceso de crecimiento sin aparente motivo de peso. La franquicia de Tennessee pasó de ser novena del Oeste y colarse en playoffs vía play-in en 2021 a registrar el segundo mejor balance de toda la liga en en la pasada campaña para llegar después a semifinales de conferencia. Entre una plantilla y otra el único gran cambio fue sustituir a Jonas Valanciunas por Steven Adams y el regreso de Jaren Jackson Jr. de lesión.

Este no deja de ser una análisis banal de lo que fue un crecimiento colectivo e individual desaforado. Ja Morant ha dejado tramos de MVP y se ha catapultado como una de las caras de la liga. Desmond Bane ha explotado como segunda espada para convertirse en uno de los anotadores de apoyo más completos de la liga. Jackson, a pesar de su inconsistencia ofensiva y sus problemas de faltas, ya es uno de los mejores defensores del mundo. Tyus Jones se ha asentado como uno de los mejores bases suplentes de la competición. En definitiva, no hay jugador en la plantilla de los Grizzlies que rindiese por debajo de lo esperado, y la mayoría superaron las expectativas.

Esto y el hecho de que el Oeste se haya reforzado seriamente en su parte alta pueden poner en duda la sostenibilidad del proyecto al nivel mostrado en los últimos 12 meses. Además de la escasez de llegadas y las marchas de De’Anthony Melton y Kyle Anderson. Sin embargo, ocurre que quizás no haya que mirar al grupo con la exigencia del 56-26 del curso anterior y colocarles como lo que los playoffs dejaron ver que son. Un equipo más que capaz de asegurar factor cancha durante la liga regular y que, aún dejando claros signos de inexperiencia y sin contar con su gran estrella, pueden dar guerra a cualquiera en la segunda ronda del Oeste. Incluidos los campeones.

Memphis fue una apisonadora en temporada regular a base de asentar un ritmo infernal en los partidos. Sus cifras de robos (1º de la liga), tapones (1º) y desvíos (2º) hablan de un tono físico defensivo prácticamente inabarcable que les situó como la cuarta mejor defensa de la competición. Los de Taylor Jenkins plantaron una defensa tremendamente agresiva lejos del aro que aprovechaba el comodín de Jaren Jackson para solventar cualquier desajuste. Por ejemplo, fueron el equipo que menos triples desde las esquinas permitió la pasada temporada, lo cual muestra un funcionamiento impecable de las rotaciones. Con lo cual también alimentaban un contraataque que, de nuevo, fue el más productivo de la NBA. Los alley-oops finalizados en transición por Ja Morant o Ziarie Williams se convirtieron en un sello de la casa.

Se mire donde se mire, Memphis fue un dolor de muelas en lo defensivo. Pero es que su ataque no se quedaba ni mucho menos atrás. Cuando se analiza el futuro inmediato del equipo, se tiende a argumentar cierta insostenibilidad. Sin embargo, lo interesante es que los de Taylor Jenkins se alzaron como el cuarto mejor ataque de la NBA con una fórmula perfectamente replicable y que, de hecho, tiene un gran margen de mejora en la falta de eficiencia de algunos jugadores clave.

Intentar atacar siempre en transición ante defensas sin ordenar se convirtió en una prioridad. Ja Morant o Desmond Bane son dos de los jugadores más rápidos y con un cambio de ritmo más brusco del mundo. Secundarios como Ziarie Williams o Brandon Clark pueden acompañar cualquier acción sin balón por vertiginosa que sea. El segundo pilar de la sencillez ofensiva de los Grizzlies fue el rebote ofensivo. Steven Adams es un bastión por sí mismo en dicho arte. Pero se vio en la serie ante los Timberwolves que el equipo dominaba otras vías para arrasar en la batalla de tableros. Trabajar de esta manera no solo otorga varias vidas extra por partido, sino que imbuye a los jugadores en una confianza totalmente necesaria para desplegar la agresividad ofensiva que les demanda el sistema.

Hablando del pívot neozelandés, hay muy pocos interiores más aptos para un conjunto tan dado a la hiperactividad y la verticalidad ofensiva. Bien sea a través de sus durísimos bloqueos y los caminos que abre hacia el aro arrastrando defensores o como distribuidor desde el poste alto, la zona suele ser un sitio más transitable con Adams en pista. No tendrá las continuaciones ni la amenaza vertical de otros, pero el juego entre bambalinas y los despegues de Morant respiran perfectamente con la montaña kiwi. Gran parte del mérito de Jenkins ha sido entender que contar con una pieza como el pívot no es inconveniente para jugar un baloncesto de transiciones y ritmo alto. La velocidad del equipo puede reposar en los hombros de dos o tres talentos mayúsculos a campo abierto como los que tiene Memphis.

Ahora bien, para aprovechar las ventajas que supone en el ataque estático es conveniente acompañarle siempre de un cuatro que abra el campo. En parte por ello será Santi Aldama el ala-pívot interino hasta que vuelva Jaren Jackson de su lesión. Pero si el español no es capaz de demostrar que el 6 de 48 en triples del curso pasado no fue más que una mala racha, el equipo podría verse obligado a reformular su ataque y rotaciones. Es aquí donde está la gran incógnita de la temporada para ellos.

Dicho todo esto, no hay razones para pensar que los Grizzlies no puedan seguir siendo un conjunto vertiginoso en ataque y que muerde como pocos en defensa. La baja de Jackson alterará los planes atrás con total seguridad. Sin embargo, su regreso debería de venir junto a un gran salto cualitativo para Memphis. El año pasado el interior fue el cuarto jugador que más faltas por partido cometió. Jackson incurría con demasiada facilidad en problemas con las personales, lo que le dejó en 27 minutos de juego por encuentro. En su ascenso hacia ser uno de los mejores defensores del planeta es indispensable aliviar la carga de faltas, y si lo logra hay pocos jugadores más talentosos que él en ese lado de la cancha.

Fuente: Kirk Goldsberry vía Instagram

Su otro gran talón de Aquiles es la anotación en la pintura, donde fue uno de los jugadores más ineficientes de la competición. Demasiadas veces Jackson arremete contra el aro en carrera y suelta el balón de cualquier manera. Sin exigir que haga de estas acciones uno de sus fuertes, bastaría con una mejora asumible en su toma de decisiones para elevar el techo ofensivo del equipo. Sobre todo si esto implica reducir la jerarquía ofensiva de Dillon Brooks, aunque probablemente esta opinión resulte impopular.

El jugador a seguir

Por muy bien que funcionasen los Grizzlies durante sus ausencias, Ja Morant sigue siendo el buque insignia que marca el techo del proyecto. Quizás exceda el análisis a corto plazo que buscan estas previas, pero en los últimos 12 meses el base se ha convertido en una de las caras de la liga. La propia NBA ha querido situarle ahí y las televisiones nacionales han variado su programación sobre la marcha para aprovechar su tirón mediático. Si el rendimiento deportivo se sostiene, esto es tanto o más importante como las victorias.

Aunque sea una comparación osada, solo hay que ver el crecimiento económico y mediático que han logrado los Warriors en diez años convirtiendo a Curry en la cara de la liga y a los Warriors en el equipo del espectador casual. De los 450 millones que pagó Joe Lacob en 2010 a los 5.600 millones en los que ahora está valorada la franquicia. Memphis no es San Francisco, pero Robert Pera es uno de los propietarios más acaudalados de la NBA y seguramente no le duela tanto el bolsillo cuando llegue el momento de poner toda la carne en el asador. Por no hablar de las similitudes de ambos en la construcción de plantilla a través del draft que Zach Kleiman de momento está bordando.

Yendo a lo estrictamente deportivo, Morant ya es el líder absoluto de la liga en una de las estadísticas más importantes del juego. Desafiando a las leyes de la gravedad cada poco y habiendo perfeccionado esos parones en zona media para asegurarse tiritos de corta distancia, nadie anota más en la pintura que él. Ni Giannis, ni LeBron, ni Jokic. Morant es el primer base que consigue esto desde que se mide la estadística hace 25 años. Su crecimiento el curso pasado le granjeó el MIP, pero durante varias fases de la temporada pareció luchar por el premio mayor.

Aún así, lo verdaderamente especial es la confianza que exhibe con el partido en el alambre. Lo natural que le sale echarse al equipo a las espaldas y asumir tantas responsabilidades como sean necesarias. Como cada una de sus batidas al aro, su juego es un acto de fe que suele salir cara. Por si fuese poco, su triple tras bote mejoró sustancialmente hasta un bastante aceptable 33%. Probablemente su siguiente salto cualitativo sea mantener su ascendencia en el juego y estadísticas en cualquier contexto más que mejorar en facetas en las que flaquea más. Pero puede que dentro de estas últimas haya que mirar a la inconsistencia que ha tenido en la distribución de juego.

Morant ha mezclado noches de clarividencia absoluta con días en los que no le salía nada. Aunque la crítica sea exagerada, hay partidos en los que aquello de que rectifica demasiado sus acciones en el aire cobra más sentido. Volviendo a esos espacios que él y la escoba de Adams son capaces de crear en zonas intermedias, sería positivo que aprovechase más veces esa pausa y el pavor que genera en las defensas interiores para soltar el balón antes de estar suspendido en el aire. Esto le acercaría más a ser ese jugador supremo que proyecta su fulgurante evolución. Pero mientras tanto, Morant ya es uno de los talentos más diferenciales del mundo y el segundo mejor equipo del pasado curso respira y seguirá respirando a su son.

Previa NBA 2022-23 Memphis Grizzlies, el pronóstico

Elio Martínez, director de nbamaniacs, deja un pronóstico personal y subjetivo sobre lo que cree que hará cada franquicia durante la temporada en la previa NBA 2022-23.

Otro equipo que puede tener una regresión en el número de triunfos en temporada regular sin que eso implique que sean peores. Todo lo contrario. Memphis debería ser un conjunto más peligroso este año basándonos en la evolución de sus principales jugadores, sobre todo por parte de Morant. Candidatos a más de lo que fue Dallas el año pasado y fijaos hasta dónde llegaron los Mavs. Pronóstico: 52 victorias, quinto mejor balance de la NBA.

Anterior equipo analizado: Miami Heat. Próximo equipo: Phoenix Suns.

(Fotografía de portada de Justin Ford/Getty Images)


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