Es bueno que al chaval le coman los nervios. Eso da a entender que no hay nada seguro, a pesar de que sí lo es. Markelle Fultz será número uno del Draft 2017 a no ser que todos los vientos portadores de noticias hayan sido nefastamente interpretados.
Además, Fultz, al contrario que Lonzo Ball, sí acudio al Draft Combine y tuvo la deferencia de reunirse con un puñado de equipos. Entre ellos estaban por supuesto los Boston Celtics, uno de los candidatos más serios a hacerse con el primer pick del Draft.
Finalmente así fue, y automáticamente empezaron los preparativos. Ball se irá a los Lakers, mientras que Fultz vestirá el verde de los Celtics. Y para espantar cualquier hostilidad del destino, el jugador de los Huskies cumple con el guión del buen huésped. «He hablado con Danny [Ainge] unas cuantas veces, y quieren que vaya a hacerles una visita», ha dicho el guard a Chris Forsberg de ESPN. «Sencillamente quieren tener la oportunidad de conocerme mejor como persona».
Creando empatía
Al contrario que Lonzo, que declaró su amor por Los Ángeles desde el primer instante, Fultz nunca habló en plata de ninguna franquicia. Sí dijo que le encantaban los Knicks y la ciudad de Nueva York, pero cuesta creer —ni en el My Career— que el base cayera hasta la octava plaza, que es la que poseen en el Madison.
Así pues, quiere asegurarse todo lo posible que su relación con su futura franquicia sea lo más estrecha posible para que, permitidme la redundancia, sea efectivamente su franquicia futura e inminente. «Quiero ser el número uno a toda costa. Ha sido un sueño desde que era pequeño y siento que encajaría muy bien en Boston».
Buenas palabras, buena disposición y buena, simbiótica y ya veremos si larga relación, la que acuña la estrella de Maryland y la franquicia de Massachusetts.