Hace unos días, los Mavericks dieron un importante paso de cara a asegurar los puestos de playoffs con una contundente victoria en Sacramento. Y apenas unas noches después, han certificado su superioridad arruinando la potencial revancha. Dallas ha vuelto a imponerse en el Golden 1 Center, esta vez por 103-107, para quedarse ya acariciando la clasificación directa a la postemporada, logrando incluso que no parezca de ilusos creer que algo más que una sexta posición es posible.
Esta semana se antojaba como decisiva para los texanos, y estos han respondido de forma contundente con dos triunfos en el cara a cara para estirar a seis su racha de victorias. Pero si el del otro día fue un triunfo apabullante, de los de sacar el rodillo, el de hoy ha sido un triunfo de currante, de los de sufrir y picar piedra. Y, eso sí, entregarse a la inspiración de uno de esos hombres que pueden ganar partidos casi en solitario. Que para eso hay dos en la plantilla.
Luka Doncic terminó de cerca de sus números habituales, pero, con ostensibles problemas físicos, cedió el testigo a Kyrie Irving en un último cuarto prodigioso. El base, con 14 de sus 30 puntos en el último periodo, comandó el parcial de 21-34 que cambió por completo el devenir del duelo en cuestión de 12 minutos, instigando así la remontada tras un gran inicio de los locales. Sus triples y su forma de atacar el aro sirvieron de respuesta cada vez que Sacramento tomaba la delantera, y fueron desesperando poco a poco a una grada que vio a los suyos dejar escapar la ventaja de dobles dígitos de la que presumían poco antes.
Y es que los Kings, sabedores de que un alto porcentaje de sus opciones de acabar entre los seis primeros pasaban por ganar hoy, salieron muy metidos. Con Domantas Sabonis como generador y De’Aaron Fox y Harrison Barnes como ejecutores, marcaron territorio nada más producirse el salto inicial y llegaron a colocarse 15 arriba antes del descanso, lo cual, con Doncic evidenciando molestias, parecía ponerles las cosas de cara. Sin embargo, Luka es un jugador capaz de hacer un 26+12+9 hasta cojo y de complicarte la noche en cualquier despiste. Y los Mavs tienen recursos físicos y defensivos como para despistarte ellos mismos.
Así, los de Kidd fueron remando hasta igualar el choque, que llegó con 103-103 en el marcador a los últimos instantes. Y, tras varias posesiones estériles, fue un protagonista inesperado quien se encargó de romperlo. Sacramento, para frenar el pick & roll, lanzó un 2vs1 sobre Doncic para obligarle a soltar el balón, que acabó en manos de P.J. Washington. Este, al ver que la ayuda de Fox le cerraba el camino al aro, abrió para Dante Exum, solo en la pista pero con muchos aficionados locales en la cabeza y muchos visitantes a hombros. Y el australiano, que solo había metido un tiro en toda la noche pero había sido un triple importante unos minutos antes, ejecutó con precisión un lanzamiento que puede valer el regreso a las eliminatorias.
Harrison Barnes, que encontró un tiro relativamente decente dadas las circunstancias, no pudo convertir el triple del empate, y para más inri perdió él mismo el balón después de que Sabonis diera otra vida a los californianos con su rebote ofensivo. A dos encuentros de distancia en la clasificación y con poco por jugarse, en ese último mal pase Sacramento pudo perder más que una posesión. Los playoffs son todavía una posibilidad más que real, pero parece que, lo que tenga que ser, será vía play-in.
(Fotografía de portada: Thearon W. Henderson/Getty Images)