Los dos finalistas de la pasada temporada cayeron en casa en el mismo día ante dos aspirantes a derrocar su reciente dictadura. Si los Clippers asaltaron Cleveland unas horas antes, Houston hizo lo propio con el feudo de los Warriors. El equipo tejano rompió la racha de 12 victorias seguidas de su rival venciendo por 127-132 en un antológico partido que necesitó dos prórrogas para decidir el ganador, y en el que James Harden volvió a firmar un partido estelar con triple-doble incluido.
El efecto Harden
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La capacidad del escolta reconvertido a base para dirigir el ataque de los Rockets ha quedado fuera de duda esta temporada. Eric Gordon y Ryan Anderson, de más a menos en sus últimos años con New Orleans, están firmando una temporada estelar gracias a los espacios creados por Harden, quien firmaría su cuarto triple-doble de la temporada con 29 puntos, 15 rebotes y 13 asistencias. Ryan Anderson, en su mejor partido con Houston, terminaría también con 29 puntos, por 23 de Eric Gordon desde el banquillo.
Y el partido entre dos de los ataques más poderosos de la NBA no decepcionó. La constelación de estrellas de Golden State chocó con la dinámica ofensiva que Mike D’Antoni y James Harden han ejecutado a la perfección esta temporada. La igualdad entre ambos equipos fue casi milimétrica durante los 58 minutos de partido. Los Warriors respondieron con un estelar Kevin Durant (39 puntos y 13 rebotes) durante los cuatro cuartos originales de partido.
Lo mejor y lo peor de los líderes
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— Golden State Warriors (@warriors) December 2, 2016
Particularmente, el entrenador Steve Kerr está sacando lo mejor de su flamante fichaje de verano acercándole a la posición de cuatro. La nueva «alineación de la muerte» de esta temporada cuando los Warriors deciden jugar sin un «cinco» natural con Durant de ala-pívot y Draymond Green de pívot sostuvo durante gran parte del duelo a Golden State, menos inspirada desde la línea de triple (12/44) de lo habitual. Entre ambos equipos, ayudados por los 10 minutos extra y por su particular estilo de juego, batieron el récord histórico de más triples totales intentados en un partido, con 88.
Y eso que los dos tiradores más letales, Stephen Curry (28 puntos y 4/13 en triples) y Klay Thompson (15 puntos y 3/13), no tuvieron la fiabilidad de otros partidos más allá de esporádicos destellos de acierto. Pero, en sus virtudes y en sus defectos, esta igualdad proporcionó uno de los partidos más intensos de la presente campaña.
Memorable final de último cuarto
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El último cuarto, particualmente, fue excepcional. El intercambio de canastas entre Warriors y Rockets en los minutos más calientes del partido quedó como uno de los momentos más hipnóticos de la temporada, con un Ryan Anderson estelar en la que fue su mejor actuación como jugador de Houston. Eso sí, fue Draymond Green el jugador más vital con una magnífica defensa en la última posesión de los Rockets en la que Harden hubiera podido decidir el partido.
La primera prórroga mantuvo las constantes de los 48 minutos anteriores. Stephen Curry y Klay Thompson llevaron esta vez el peso ofensivo de los Warriors mientras que Houston sobrevivía gracias al acierto exterior de Ryan Anderson y Eric Gordon, bajo la dirección de James Harden. Kevin Durant tuvo esta vez la oportunidad de sentenciar sobre la bocina, pero su balón no encontraba aro para seguir en juego durante cinco minutos más.
La resaca final
La segunda prórroga, por contra, sirvió para probar el estado físico de los jugadores con la temporada relativamente recién iniciada. Stephen Curry fue eliminado por seis faltas, Kevin Durant perdió su acierto de cara al aro y Draymond Green se jugaba la expulsión por una involuntaria pero imprudente patada en la cara a James Harden. Ambos equipos pagaron el cansancio con un tiempo extra poco brillante y lleno de desaciertos.
The Warriors went just 1-11 in the 2nd OT period.
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Y en el caos en el barro de dos equipos sin fuerzas, fueron los Rockets los que mantuvieron la cabeza más fría. Más por demérito de Golden State que por mérito propio, el equipo tejano se encontró con la victoria pese al empuje final de un Green siempre intenso. Pero no hubo más para Golden State,pagando su feo 5/20 en tiros de campo desde el final del último cuarto poniendo más en duda el fondo físico de sus estrellas que su innegable talento.
Fue el final de una racha de 12 victorias de Golden State ante un equipo que parece destinado a ser uno de los obstáculos en su camino de recuperar el título. Tras un sorprendentemente buen inicio de temporada, especialmente recordando sus problemas internos de la pasada temporada, Houston firmó su victoria más prestigiosa de la temporada, manteniéndose en cuarta posición del Oeste con un balance de 12-7, solo por detrás de los propios Warriors, Spurs y Clippers.