“No somos un superequipo”, afirmaba LeBron James nada más perder las Finales ante los Warriors. Mucho se ha discutido sobre el fondo de armario de estos Cavaliers 2017, con un quinteto titular muy fuerte, pero con un banquillo plagado de segundas espadas, algunas de las cuales ya habían dado su mejor versión como profesionales, véase Deron Williams, o simplemente nunca habían pasado de ser piezas muy complementarias. Danhtay Jones o James Jones.
Todas esas carencias en la rotación de los Cavaliers se pusieron de manifiesto en el quinto partido contra Golden State. Tyronn Lue sólo empleó tres suplentes: Kyle Korver, Deron Williams y Richard Jefferson. Y entre ellos, únicamente fueron capaces de contribuir con 7 de los 120 puntos de los Cavaliers, un exiguo 5,8% del total de la producción ofensiva de los de Ohio. La nada, con sólo 3 puntos de Kyle Korver ya casi con todo perdido y 4 de Jefferson.
Este dato choca más si se compara con lo ofrecido por la segunda unidad de los Warriors: 37 de los 129 tantos, el 27,1% del total, capitalizado por los 20 puntos de Andre Iguodala, pero también por apariciones incisivas como la del novato Patrick McCaw, 6 puntos, 3 rebotes, 1 robo y 1 asistencia en 11 minutos.