Desde que LeBron James dijera que los Warriors habían sido el equipo más sano de la historia de la NBA, los actuales campeones viven de susto en susto. Primero fue la lesión de Harrison Barnes, luego las molestias de Andrew Bogut y la baja de Leandro Barbosa, y ayer fue Klay Thompson el que se retiró lesionado en la victoria frente a Indiana Pacers.
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Sin embargo la lesión en el tobillo del escolta, que se salió ayer con 39 puntos y un 10 de 16 en triples, parece que no reviste gravedad. Hoy mismo se le ha visto practicando tiros en el entrenamiento y el propio jugador se ha declarado seria duda para el encuentro del viernes en Boston ante los Celtics y ha asegurado que de no jugar, lo haría el sábado en Milwaukee frente a los Bucks.
Este back-to-back es el último escollo de los líderes del 23-0 en su viaje por el Este, tras superar ya los cuatro partidos que han disputado en su gira y que han supuesto hasta ahora cinco encuentros consecutivos lejos del Oracle Arena contando el de Utah. Tras Boston y Milwaukee, los Warriors volverán a casa para jugar cinco noches frente a su público, incluyendo el partido de Navidad ante los Cavaliers en el que podría estar en juego empatar la mayor racha de victorias de la historia de la NBA: las 33 consecutivas de los Lakers de 1971-72.
Si Klay Thompson no llegara a tiempo, Luke Walton ha afirmado que su hueco en el quinteto lo ocuparía el brasileño Leandro Barbosa, que sin embargo todavía no está totalmente recuperado de su enfermedad. Si el ex de Suns tampoco estuviera disponible, el puesto sería para Ian Clark. Andre Iguodala permanecerá en cualquier caso en la segunda unidad como hombre de referencia y Brandon Rush seguiría viendo una buena cantidad de minutos merced a la ausencia de Barnes.