DeAndre Jordan: algo chirría en la pintura

Los Cavaliers cumplieron ayer con el guión, y en Oklahoma todavía no han hecho estallar la película por los aires.

Así que, mientras eso ocurre —si es que ocurre—, fijemos nuestra atención en un paisaje distinto. Por ejemplo, en el de las urnas baloncestísticas que se llenaron de papeletas y cuyos resultados se hicieron públicos hace dos días.

Debe ser la carne de las hamburguesas que allí les sirven. Aunque entre los que tienen derecho a voto se camufla algún canadiense, así que algo extraño deben ponerle también a sus famosas Tourtières. O eso, o no me explico qué clase de adoctrinamiento habrán recibido los 129 periodistas bendecidos con la autoridad de elegir a los integrantes de los ’All-NBA’ Team. 

Los cinco

Stephen Curry, impepinable; Russell Westbrook, más que merecido; Kawhi Leonard, ganado a pulso; LeBron James, lo asumen hasta los haters; De Andre Jordan… absolutamente incomprensible. Me explico.

Hay suficientes proverbios en España para desnudar este artículo y dejarlo tiritando en medio del Tíbet. Entre los más clásicos: ‘Para gustos los colores’, ‘en la variedad está el gusto’, ‘la opinión es la enemiga directa de la verdad’, ‘hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego’, ‘la opinión pública sólo existe donde no hay ideas’, etcétera, etcétera, etcétera.

Pero en este caso, yo creo que el refrán que se ha aplicado para introducir a DeAndre Jordan en el mejor quinteto de la NBA es aquel que engendró Salvador Dalí: ‘Es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas’. 

Exacto, la esencia de lo excéntrico y lo particularmente absurdo. Pero Dalí era un genio y se le permitían ciertas locuras sólo aptas para los genios.

A los casi 130 periodistas con la presunta misión de disponer sobre el tablero el quinteto más temible de la mejor liga de baloncesto del mundo, les exijo algo más. El tema del «gusto» es y será siempre controvertido. Es por eso que no iremos a un plató a debatir por qué Kawhi antes que Durant, o de si James Harden debería haber entrado en el 3º quinteto por delante de Kyle Lowry o Klay Thompson.

Pero aquí el gusto debe quedar en un segundo plano, siendo superado por la razón; por ese sentido común que tan a menudo es el menos común de los sentidos. Y es que, sin más adornos, DeAndre Jordan y ‘Primer Mejor Quinteto de la NBA’ tienen, a mis ojos, un índice de correlación nulo; vamos, que no pegan ni con pistola de silicona.

La regla del 2+2+1

Desde la redacción de nbamaniacs el pívot de Los Angeles Clippers figuró en el ‘Tercer mejor equipo’ tras nuestras votaciones. Por supuesto, votar a DeAndre tiene todo el sentido del mundo, y en este post mi intención queda lejos de venderlo como un —permitidme el vulgarismo— auténtico paquete. Así que nada tengo en contra de aquellos que se decantaron por él… en el tercer lugar. Incluso soy flexible con el ‘Second Team’. Aquí, mi único objetivo es machacar —de manera argumentada— a aquellos 39 insensatos que lo vieron como la mejor opción bajo la pintura de toda la NBA.

Pero hay que ser justos. La Liga, cosa extraña, aplica distintas reglas en situaciones altamente parecidas. Y mientras todo está permitido a la hora de elegir el ‘Mejor quinteto de rookies’, no se respeta la misma libertad en esta categoría ni en la de los ‘Mejores quintetos defensivos’. Ocurre que en esta última sólo se votan dos equipos (y no tres), por lo que es más difícil que suceda lo que ha sucedido aquí. Que un jugador que queda como el 8º más votado, al exigirse como requisito un pívot por cada grupo de cinco, eso alza automáticamente a Jordan a los anales de la historia.

Luego está la polémica de los roles y las posiciones. Entender que la Liga hace bien o hace mal obligando a elegir dos bases-escoltas, dos aleros y un pívot, es otro punto que merece su propia mesa redonda. Así que aquí dejaré el martillo del juez a un lado en ese sentido, pero no sin recordar que en la votación de los mejores novatos hay libertad y libertinaje, y donde más le vale a Towns aprender a dirigir el juego y a Porzingis ingeniárselas de alero.

Pero las normas son las normas, y éste no es el escenario para que ninguno de los 129 reporteros monte barricadas. Ni Draymond Green ni cualquier otro power forward encasillado como tal, puede jugar en lugar de DeAndre en una posición por ahora reservada a los puramente pívots. Hecha esta criba, hagamos competir a Mr. Alley-oop única y exclusivamente con los de su especie. Pero ya adelanto que ahí, para quien teclea, también pierde.

Virtudes y flaquezas

DeAndre Jordan tiene una cosa muy buena. De verdad, fantástica. Sigo con el refranero; Hyland (pues ese es su nombre de pila) DeAndre Jordan, compra perfectamente el ‘quien mucho abarca poco aprieta’ y jamás ha pretendido meterse en ‘camisas de once varas’. Al meollo, sabe machacar, sabe taponar y es una hermosa máquina de rebotear, así pues ¿para qué trabajar en hacer más y ampliar su juego? Pues, por ejemplo, para tratar de colarse en el ‘Mejor quintet…’ ejem.

Puede que estemos ante el mejor finalizador de la liga —si por finalizador nos ceñimos a cazar asteroides y hacer del aro su cráter— y, los números no mienten, uno de los jugadores más eficientes del momento en la siempre capital faena de capturar rebotes ¿Pero, hasta qué punto es mejor que otros?

Puesto que los talentos culpables de que Jordan sea Top 5 no son los ofensivos —luego iremos a eso— centrémonos primeramente en los que sí lo son. La defensa; o lo que es lo mismo, el rebote, los tapones y —como estadística avanzada— el rating defensivo.

Empezaremos por lo sencillo, por lo casi aceptado (o imbuido) a nivel popular, e iremos introduciéndole comillas y corchetes para tener una concepción más global y real de en qué es realmente DeAndre Jordan un jugador de élite.

El rebote (defensivo y ofensivo)

En la estadística global, la que nos habla de la media de rebotes capturados por partido jugado, es nítida: Drummond es el líder (14,8) seguido por Jordan (13,8) y Whiteside y Howard (11,8). En 5º lugar aparece el emblema de los Kings, DeMarcus Cousins (11,5).

Los rebotes, como todos sabemos, pueden ser defensivos u ofensivos. Y los segundos —como es lógico, pues son mucho más peleados por el equipo rival y dan una nueva y más inmediata oportunidad de ataque— se valoran más.

Adentrémonos en primer lugar con los rechaces retenidos atrás. En una NBA donde cada vez está más de moda lanzar de tres y, a menudo e inherentemente, replegar filas, olvidándose uno de pelear el hipotético rebote antes de ver siquiera si el balón toca o aro o no, ahí es donde Jordan es el amo y señor. Líder absoluto de la liga: 10,3 rebotes, por encima de los 9,9 de Drummond, los 9 de Cousins o los 8,8 de Pau Gasol.

En el otro lado de la pista, entre las hileras de alabardas defensivas, el bichero hostil que más se cuela es, descaradamente, el del jugador de los Pistons. Drummond monopoliza el rebote en ataque (4,9) seguido por Jordan (3,5) y muy de cerca por Dwight Howard, Rudy Gobert (3,4) Robin Lopez, Tristan Thompson y Hassan Whiteside (3,3).

Esto si nos circunscribimos a los rebotes cazados por partido. Pero hay que recordar que no todos los entrenadores dan los mismos minutos a sus jugadores titulares. Durante 82 partidos, esos 3-4 minutos extra tienen su rédito estadístico. Quizás, para ponernos en una situación de total paridad, la referencia de capturas por 48 minutos podría darnos un haz extra de luz.

En los rechaces «clave» en cancha propia Jordan mantiene el monopolio. Ofensivamente, donde el sudor se premia de manera exponencial, la historia cambia. Si activamos en el glosario el cálculo por cada 48 minutos (partido completo), comprobamos que la torreta de Los Angeles no aparece —no he mecanografiado mal— hasta el puesto 30º. Es decir, 29 jugadores, en un tiempo idéntico de juego, agarran más balones sin dueño en ataque que él ¿Quiénes se llevan la palma? Yes. El Señor Drummond primero, plata para el ala-pívot de los Nets, Thomas Robinson, y —aunque cueste creerlo— el bronce es para Enes Kanter. Whiteside, uno de sus rivales directos en la posición, es 20º. Otros jugadores de calidad contrastada también se colocan delante en esta parrilla —Thompson 15º, Valanciunas 16º, Adams 25º—.

En cuanto a todos los rebotes ofensivos que se producen a lo largo de la temporada cuando los jugadores en cuestión que los pueden disputar están en pista, de dicho total Kanter amasa el 16,7% por el 15,6% de Drummond o el 13,8% (5º lugar) de Valanciunas. DeAndre cae hasta 18º puesto en este apartado.

Los tapones

El sexto integrante de los Jackson Five también es muy querido y deseado —querido Cuban— por su capacidad intimidatoria en las inmediaciones del aro y su poder resolutivo cuando algún escolta avispado se aventura en busca del mate o la bandeja tras filigrana.

Aplicando el anterior esquema, aquí no hay aspirantes pero sí un dictador: Whiteside (3,7). El primer paladín vuelve a ser Jordan (2,3), con Gobert (2,3) y Gasol (2,1) a rebufo.

Ahora volvemos a jugar en la burbuja de los 48 minutos. Whiteside es Dios (líder con 6,1) y para encontrar a Jordan debemos esquivar morralla hasta el 14º lugar (3,3). Reseñar, como jugador en la pugna y vituperado por los votos de los periodistas, a Gasol (18º).

Rating defensivo

Chapoteemos un poco en aguas bravas. La alta cocina de las estadísticas. La prolífica base de datos de Basketball-Reference nos desgrana lo siguiente.

En el Defensive rating puro y duro —puntos permitidos por cada 100 posesiones—, dominan los Heat sobre los hombros de Whiteside (94,5), Duncan —invisible en los apartados previos pero eterno donde el pragmatismo aparece— es segundo. Ya entonces aparecen en orden correlativo Jordan (97,6) y Drummond (98).

Toca ahora refrán a favor de Jordan: ‘A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César’. La azotea de los Clippers sí tiene un gran impacto en una estadística muy importante: El Defensive Win Shares —las victorias que logra su equipo en función del rendimiento defensivo de un jugador—. Tras Paul Millsap y Kawhi Leonard, el de los Clippers es el primer center empatado con Drummond (5,5) y perseguidos por Whiteside en sexta posición (5,3) y Al Horford en la 8º (4,5).

Terreno pantanoso: el ataque

Cruzamos la frontera para adentrarnos en un mundo del cual DeAndre seguramente desearía que nos mantuviéramos al margen. Comienzan los sudores fríos. ¡Y ojo!, que con lo que arranco le favorece terriblemente. ¿Qué jugador de la NBA tiene el mejor porcentaje de acierto en tiros de campo? Sí señor. DeAndre Jordan (70,3&). Conviene recordar que aquí no se incluyen los tiros libres —sino hablaríamos del True Shooting Percentage—, pero eso lo abordamos unos párrafos más abajo.

Antes, por supuesto, merece unas líneas saber cómo logra este jugador mantener semejante grado de acierto. A poco que veáis dos o tres partidos del conjunto de Doc Rivers tendréis una impresión perfecta del «modus operandi». Los pies, para DeAndre, no son para postear ni mucho menos para rotar. Los brazos no se hicieron  para ejecutar ganchos ni suaves bandejas. Y el torso y la cintura…»¿cómo? ¿qué dices de fakes?

DeAndre Jordan conoce sus posibilidades, pero en las siete temporadas que lleva en la liga se ha esforzado muy poco por elevar su techo. Aptitudes físicas no le faltan; tesón, todo el del mundo. Y no miento cuando afirmo que he visto más evolución en el juego de Bismack Biyombo durante estos Playoffs, que progresos en  Jordan en todo su tiempo hollando la NBA.

Los facilitadores

En este apartado me viene al dedillo aquel espectacular artículo que nos regalaba Matraco en el mes de febrero.

RELACIONADO: Los bases NBA a través de cuatro gráficos.

A todo aquél que lo recuerde y quien ahora se lo lea, comprobará fácilmente que no hay un distribuidor más excelso que Chris Paul. Vale, quizás tenga algún competidor; Rajon Rondo, John Wall, Ricky Rubio e incluso una máquina de anotación como Russell Westbrook. Pero en el segmento de competidores directos de Jordan —por lo que hemos visto— en lo que a defender su canasta se refiere, deberíamos centrarnos en los point guards de Miami (Whiteside) y Detroit (Drummond).

Hacedlo vosotros mismos. Leed o releed el análisis. Y luego contadme hasta que punto pueden Goran Dragic y Reggie Jackson competir con la versatilidad y derroche facilitador de Chris Paul. Si andáis mal de tiempo los lo resumo en dos palabras: muy poco.

Pero la casualidad ha querido que el mas habilidoso engendrando el pick & roll, haya encontrado un socio inmejorable cerrando la jugada. Paul es un fuera de serie lanzando alley-ops, y Jordan sólo debe aprovechar su privilegiado físico para hacer el resto.

Pero —y esta es mi pregunta— sin Chris Paul, ¿qué sería exactamente de DeAndre? No sabéis lo que me habría encantado verlo en Dallas por esos 80 millones de dólares.

Por cierto, ya que anotar también es, de manera indirecta, asistir, Pau Gasol es el mejor hombre alto pasador cada 48 minutos (6,2). Bogut es 5º (5,2) y Horford 9º (4,7). Jordan se diluye en el puesto 63º con 1,7 pases de canasta cada cuatro cuartos.

Anotación

Y aún así, explotando hasta la semilla lo mejor —y casi único— que sabe hacer en ataque, Jordan promedia apenas 12,7 puntos en ataque.

Es decir, la mitad de los pívots de la liga le superan, y de los catorce que tiene por delante sólo Cousins juega más minutos que él. No obviamos que el pívot nacido en Texas no es ni la tercera ni la cuarta opción de ataque de su equipo. Pero tampoco debemos olvidar que Blake Griffin —su única alternativa en la pintura— ha estado fuera más tiempo que nunca, y que las posibilidades de pase que ofrece Paul —de lanzar el desmarque o el movimiento indicado— son casi infinitas.

DeMarcus Cousins, por supuesto, lidera, barre y se pierde en la cima de la anotación (26,9 puntos). Luego Brook Lopez, le sigue el rookie del año, Towns, Vucevic, Okafor, los dos Gasol… y por fin Drummond; octavo con 16,2 puntos. En undécimo lugar vemos a Whiteside (14); y ya sabéis porqué me empeño en señalar a estos dos.

Si volvemos a aplicar el filtro del partido completo la estadística es sonrojante. Sonrojante para Jordan. Es, ni más ni menos, el 46º pivot autor de puntos de la liga. Cousins no suelta la escoba y vuelve a barrer. Towns es octavo, Pau décimo, Drummond decimocuarto y el mejor suplente de los Heat se asienta en la vigésima posición.

El hack-a-…

En esta otra olla, del trío que batalla en en la primera parte del artículo, se queman dos sin compasión. Drummond es, sin rodeos, el peor de la NBA lanzando tiros libres. Incalificable es su 35,3%. Jordan no se queda atrás: 43,5%. Whiteside no sale tan mal parado. Su 64,3% hace que recurrir al hack con él en pista no se convierta en un automatismo.

Por supuesto, nada que ver este problema con muñecas mucho más finas como la del Gasol de los Bulls (79,2%) Cousins (71,8%) o la brutal suavidad de Karl-Anthony Towns (81,1%). Y la importancia que cobra ser un tirador fiable desde la personal en los finales apretados de partido ante una táctica tan fea y exasperante como extendida, es muy alta.

Opiniones e intangibles

Y por último está todo lo que flota en el aire. Esas partículas de escepticismo, de incredulidad y de asombro que han infestado a tantos aficionados neutrales.

Decía el poeta francés Jean Cocteau, que «no se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría». Pero también quiero apuntar yo aquí, que esto no es fútbol ni todos somos tan temerarios al lanzarnos a ese océano plagado de entrenadores sin carné.

El baloncesto, por lo general, tiene un aficionado más versado, más diplomático, menos radical y más dispuesto a entrar a debate. Y algo debe impregnar el ambiente cuando, frente a la decisión de esos «36 expertos del mundo del periodismo», en un foro español de una web llamada nbamaniacs se llevan (aunque sea virtualmente) las manos a la cabeza casi todo lector que recita, atónito, el ‘All-NBA’ First Team y llega al puesto de pívot.

Jordan, Drummond y Whiteside han demostrado toda la temporada que son el mejor muro de contención. Asimismo, Cousins, Towns, Gasol, Horford, Kanter o Valanciunas son sus más efectivos arietes.

Y luego están los intangibles. Las estadísticas aún no han sabido como colocarlos en las tablas, pero eso no evita que calen hondo en la mirada y el pozo de sapiencia baloncestística de todo aficionado y espectador que no carezca de ojo crítico.

Pros y contras. Equilibrio. Defensa y ataque. No sé en la vuestra. Pero en mi balanza de los cinco mejores, y aplicando la regla de la NBA del pívot insoslayable, ni está DeAndre Jordan, ni se le espera.

*Datos obtenidos de NBA.com, HoopsStats y Basketball-Reference


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