El debate: ¿funcionará la fórmula small-ball de los Rockets?

P.J. Tucker retomó su carrera en la NBA en 2012 después de cinco años recorriendo media Europa. Y lo hizo como escolta en la calurosa Phoenix. Desde entonces ha sumado diversas ocupaciones a su currículum personal, ocupando prácticamente todas las posiciones de la pista. Ahora está viviendo una nueva realidad como ‘5’ principal de los Rockets. Ya había jugado en dicha posición en momentos puntuales pero actualmente el sistema exige tal disposición de manera casi permanente.

La semana pasada, Houston traspasó a Clint Capela, su pívot titular, en un acuerdo entre cuatro equipos con el que lograron la adquisición de Robert Covington, quien tendrá que lidiar con un rol muy similar al de Tucker. Esta apuesta por el small-ball se había convertido en la principal seña de identidad de los Rockets, quienes ahora lo han llevado a límites insospechados, eliminando por completo la definición clásica de posiciones. Todos haciendo de todo. Y todos defendiendo a todos. “No somos muy altos, pero somos fuertes”, lo resumió Mike D’Antoni.

Hasta el momento, el experimento ha tenido resultados dispares de los que, de momento, es imposible sacar conclusiones certeras. Ante los Lakers pudimos ver las dos caras de la moneda: Anthony Davis no halló oposición en la pintura, pero los Rockets consiguieron llevar a su terreno a los angelinos para lograr la victoria. Apenas un día después, sin embargo, fueron barridos por los Suns. Posteriormente, el duelo ante los Jazz aparentemente mostró una visión más realista de cómo se representará sobre la pista este nuevo estilo en la mayoría de los partidos. Mucho movimiento y velocidad. Si no recuerdo mal, hasta seis jugadores distintos defendieron a Gobert, llevando los propios Tucker y Covington la voz cantante. El triple final de Bogdanovic frustró la victoria, la cual recuperaron esta pasada madrugada ante los Celtics, en un partido en el que volvieron a castigar las pérdidas del rival y en el que lograron equiparar la batalla por el rebote.

De momento, todo transcurre dentro de un sendero de aprendizaje, correcciones y adaptación que podría dar sus frutos a largo plazo. La gran pregunta es, por supuesto, si esta apuesta por los pequeños puede funcionar en los playoffs.

Independientemente de la respuesta, este small-ball extremo podría ser la única oportunidad de la que disponen los Rockets para convertir este aparente caos en éxito. Sufrirán ante los Embiid, Jokic, Davis y Gobert de turno. Pero dada la inclinación de los Rockets al dinamismo, el tiro rápido y el liderazgo de Harden, esta estrategia es la que mejor casa con la filosofía del grupo. Y los números lo respaldan. En primer lugar, las cuatro alineaciones más utilizadas con Tucker como center presentan un net rating de +84,2. Eficiencia máxima. Una auténtica locura. Así, se entiende que no hayan dudado ni un segundo en desprenderse de Capela. Y, por otro lado, una pequeña muestra de lo que este nuevo giro de tuerca puede aportar al equipo. El quinteto formado por Tucker, Westbrook, Harden, Covington y House Jr. recoge un net rating de +26,5 en los 39 minutos que han coincidido en pista.

La importancia de jugadores como Tucker y Covington en este sistema se extiende más allá de los números. Los Rockets no necesitan una gran producción de ambos, un peso que debe recaer principalmente sobre las figuras de Harden y Westbrook. En cambio, si precisan de una presencia confiable y robusta en la zona que, a su vez, sea capaz de tirar desde el exterior e incordiar a los ataques rivales. “Defensivamente, somos más activos”, explicaría James Harden. «En los últimos cinco partidos hemos causado una gran cantidad de pérdidas de balón al rival. Así es como tenemos que jugar.”

Estos Rockets son una auténtica novedad y una gran revolución en la NBA. Quién sabe incluso si el comienzo de un nuevo paradigma que terminará por asentarse en la competición. Un equipo divertido para los espectadores e incómodo para el rival. Si fuera tan fácil como enviar balones a la pintura de forma constante, Lakers y Celtics hubieran logrado el triunfo. Los Jazz, con Gobert, estuvieron a punto de claudicar. Desde ahora y hasta el final de la temporada, unos intentarán desarrollar un nuevo sistema mientras el resto trata de hacerle frente y destruirlo.

Queremos saber tu opinión

Este debate lleva abierto desde el preciso instante en el que los Rockets traspasaron a Capela. Y lo seguirá estando hasta el transcurso de los playoffs. Los resultados allí obtenidos ratificarán la apuesta o confirmarán el desastre. Pero, de momento, ya hemos podido presenciar una serie de partidos de los cuales comenzar a sacar las primeras conclusiones. Así que quiero preguntarte, querido lector, ¿cómo ves la apuesta por esta arriesgada filosofía?, ¿piensas que triunfará este sistema de small-ball extremo o que las carencias interiores terminarán por pasar factura en playoffs?

Estamos encantados de poder conocer tu postura al respecto. Déjanos tu opinión en la caja de comentarios. ¡Te leemos!

(Fotografía de Kevin C. Cox/Getty Images)


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