Jordan Clarkson: la llama de Salt Lake City

Los Utah Jazz salvaron la papeleta ‘in extremis’ este fin de semana después de imponerse a los Dallas Mavericks por un ajustado 100-99 en el cuarto partido ...

Foto del autor

Por Jacobo León

Publicado el

Los Utah Jazz salvaron la papeleta ‘in extremis’ este fin de semana después de imponerse a los Dallas Mavericks por un ajustado 100-99 en el cuarto partido de la eliminatoria de primera ronda. Una serie que regresa este lunes al American Airles Center con dos victorias para cada equipo.

Un duelo frenético y de muchos vaivenes que se decidió en los segundos finales con un alley-oop de Rudy Gobert a pase de Donovan Mitchell. Previamente, Dwight Powell había allanado el terreno errando dos tiros libres cuando hasta entonces había anotado cinco de los seis que había intentado.

Una vez más, los Jazz alternaron momentos de buen ritmo anotador e intensidad defensiva con otros en los que la ofensiva se atascó y repitieron los despistes que permitieron más triples de los deseados. Un tiro exterior que se le sigue resistiendo a Utah en estos playoffs: 9,3 por partido (segunda peor marca entre los equipos presentes en post-temporada) con un acierto del 32,5% (13º). En regular season había ido mejor la cosa (14,5 triples y 36,0%) pero las defensas aprietan mucho más en el momento cumbre de la temporada.

Es precisamente en este contexto incapaz de explotar el lanzamiento exterior en el que un jugador como Jordan Clarkson emerge como una pieza fundamental. El guard ha sido el encargado de enhebrar la aguja en los momentos de menor fluidez ofensiva. Su capacidad para atacar desde el uno contra uno, utilizar su cuerpo para acomodar su tiro, generar sus lanzamientos tras drible y anotar desde el catch-and-shoot han insuflado aire a los Jazz.

Además, lo ha hecho con un gran nivel de eficacia. Clarkson ha igualado su anotación en playoffs del pasado curso (17,5) con cuatro intentos menos a canasta por partido. Así, su acierto en tiros de campo se ha disparado hasta el 60,5% y 50% en triples en estos primeros cuatro encuentros. En consecuencia, está liderando al equipo en Eficiencia de Tiro (%EFG) y Tiro Real (%TS) por un amplio margen de diferencia. Tampoco ha tenido reparo alguno en asumir galones en los momentos críticos, como demuestra su tasa de uso del 23%, tan solo superada por Donovan Mitchell. Poco queda de aquel Clarkson frustrado y dubitativo que definía su tiro como “una auténtica basura” a finales del pasado mes de diciembre.

Clarkson finalizó el Game 4 como el máximo anotador de su equipo, con 25 puntos, y el jugador con mejor plus/minus en pista, con +18. De sus manos nacieron algunos de los mejores instantes ofensivos del equipo, principalmente cuando Quin Snyder le rodeó de dos defensores versátiles como Danuel House Jr. y Juancho Hernángomez, y un generador tradicional, Mike Conley.

El Sexto Hombre del Año en 2021 le dio un impulso a Utah y frustró a la defensa de los Mavericks con varias acciones en la pintura y desde el perímetro. Fundamental esta producción, principalmente ahora que Mitchell no ha terminado de carburar en ataque, donde presenta unos porcentajes de acierto muy bajos a pesar de encadenar su tercera temporada consecutiva en playoffs por encima de los 30 puntos.

“Está concentrado en ambos extremos de la cancha”, ha declarado Mitchell sobre el estado de forma actual de Clarkson. “Está haciendo de todo. Está acertando sus tiros pero también puede entrar en la pintura y crear. Es un tipo que da un paso al frente cada partido.”

Ya en diciembre, tanto Rudy Gobert como Mike Conley destacaron no solo la confianza que deposita en su propio juego, sino también su capacidad para abordar la presión y abandonar su zona de confort si el guión del partido así lo requiere.

«Su forma de jugar ha mejorado cada año. Realmente respeto eso de él, ha cambiado su juego», señaló entonces el pívot francés. «Ha aprendido a salir de su zona de confort y no ser solo un anotador, sino también crear para sus compañeros. Eso nos lleva a un nivel completamente diferente.» Unas declaraciones que Conley llevó un paso más allá: «es hora de que muchos de nosotros salgamos un poco de nuestra zona de confort y expandamos nuestro juego».

Si bien se puede debatir largo y tendido sobre si el juego colectivo del equipo ha vivido una transformación en la amplitud y variedad de su juego –los Jazz se han mostrado muy previsibles y precipitados por momentos–, el descaro, la improvisación y la pasión que aporta Clarkson se instala en la académica y inflexible pizarra de Quin Snyder como un necesario verso libre.

Una libertad que el guard agradeció desde el primer momento y que el propio staff técnico ha impulsado constantemente, eliminando cualquier posible cadena que limite su juego. «Cuando llegué aquí todos me recibieron con los brazos abiertos: equipo, cuerpo técnico, la ciudad, los aficionados,… Todos. Los Jazz me demostraron que me querían y me hicieron sentir cómodo. Me siento libre aquí”, declaró Clarkson en mayo de 2021.

Desde su llegada a Salt Lake City en 2014, Snyder construyó un prometedor proyecto que se asentó sobre la disciplina defensiva, con Rudy Gobert como eje central y fundamental de su sistema. Así, los Jazz fueron escalando en la jerarquía de la NBA. Sin embargo, la carencia de un anotador desde el banquillo lastró al equipo durante varias campañas. Hasta que Clarkson aterrizó en la franquicia como inesperado regalo de Navidad en 2019.

Las dudas iniciales dieron paso a una satisfacción plena por su juego a pesar de la delgada línea que separa sus momentos de trance anotador con el abuso del individualismo. Porque el balance general devuelve muchos más réditos que tirones de pelo.

Volviendo al presente, Clarkson definió su importante labor en el Game 4 como un día más en la oficina. “Cuando entro al pabellón sigo siendo el mismo tipo que solo intenta ganar un partido. Vivo el momento y hago lo que puedo para ayudar.”

Así, los Jazz necesitan que el filipino-estadounidense extienda esta versión lo que resta de eliminatoria. No solo por su vocación anotadora, sino también por su facilidad para romper las primeras líneas defensivas, estirar la cancha y agotar también en defensa a Jalen Brunson y Spencer Dinwiddie. Principalmente al primero, quien se ha convertido en una auténtica pesadilla para el juego exterior mormón.

Mientras unos cuestionan la calidad de la relación entre Donovan Mitchell y Rudy Gobert, y otros disfrutan de Dwyane Wade vestido de corto aconsejando a Juancho Hernángomez, Jordan Clarkson sabe que su principal rol es el de microondas en las sombras a la espera de recibir la llamada de auxilio de su equipo. Una vez más.

(Fotografía de portada de Alex Goodlett/Getty Images)

TE PUEDE INTERESAR