Chandler Parsons tuvo control en las decisiones deportivas durante su etapa en Dallas

Las relaciones internas a distintos niveles en los Dallas Mavericks no ha sido precisamente cordial ni transparente en los últimos años.

A los episodios de escándalo sexual destapados por Sports Illustrated en 2018, y sancionados posteriormente por la NBA, hay que sumar la lucha de poderes que trascendió a la prensa el pasado mes de junio.

Entonces, el medio The Athletic compartió que Halabaros Voulgaris, director de investigación y desarrollo cuantitativo, había emergido como la voz más influyente dentro de la directiva desde que fuera contratado expresamente por Mark Cuban en 2018, sobrepasando incluso sus funciones.

Voulgaris habría tomado decisiones que le eran propias al general manager Donnie Nelson. Tal era el grado de solapamiento que generó en confusión entre el personal interno e, incluso, en roces con Luka Doncic. Entonces, el propietario optó por cortar por lo sano: ni Nelson, ni Voulgaris, ni Rick Carlisle (quien también se habría visto salpicado) siguen en el equipo.

La cuestión ahora es que otra figura previa a Voulgaris también disfrutó de un gran peso en la toma de decisiones, nuevamente asumiendo tareas propias de Nelson. Según ha informado el periodista de ESPN Tim MacMahon, Chandler Parsons se convirtió en «la mano derecha de Cuban durante un par de años.» MacMahon añade que «el jugador tuvo más que poder que el ejecutivo durante dos años antes de que este terminara imponiéndose en dicha lucha de poder.»

Cabe recordar que Parsons aterrizó en los Mavericks en 2014 bajo un contrato de tres años y 46 millones de dólares tras tres buenas campañas en Houston. Tras ello firmaría por cuatro temporadas y 96 millones con los Memphis Grizzlies. Desde entonces protagonizó una vertiginosa caída en picado que lo llevó a disputar solo cinco partidos en el curso 2019-20. En febrero de aquel año sería cortado por los Atlanta Hawks y no ha vuelto a disputar ningún partido oficial.

En una entrevista realizada unos meses antes había reconocido haber sido superado por las expectativas y la presión, además de afirmar que nunca pudo estar del todo sano para demostrar su potencial. Este lunes 25 de octubre cumplirá 33 años y su deseo de jugar de nuevo para un equipo de la NBA se presenta ya muy lejano.

(Fotografía de portada de Ronald Martinez/Getty Images)


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