El mejor y peor contrato de cada equipo en la Conferencia Oeste

Tras el repaso de los mejores y peores contratos de cada equipo de la Conferencia Este, toca continuar con las 15 franquicias de la otra mitad de los Estados Unidos. ¿Habrán hecho mejor las cosas por el lado del Pacífico? ¿Qué equipos han tomado las peores decisiones o en sus movimientos o negociaciones?

Para quienes no hayan leído la primera parte, cabe hacer el mismo matiz: quedan excluidos los jugadores con contratos fijados por la rookie scale, pues su salario viene determinado por la liga y es bastante bajo para la relevancia que algunos de estos jugadores acaban teniendo en sus equipos. Por tanto, este tipo de hombres coparían la lista de mejores contratos si se tiene en cuenta su relación rendimiento/salario, lo que daría lugar a un artículo un tanto decepcionante. Ahora sí, podemos empezar.

Dallas Mavericks

Mejor: Christian Wood. El traspaso del pívot ya fue sorprendentemente barato para los Mavericks, pero su contrato termina de convertir esta en una grandísima operación para los texanos, al menos en teoría. Por 14,3 millones de dólares al año, en Dallas contarán con un jugador de muchas virtudes ofensivas y capacitado para formar una excelente dupla con Luka Doncic, contando además con el margen de saber que, si no funciona, el jugador será agente libre en 2023. Sin duda, una apuesta prometedora.

Peor: Davis Bertans. El letón debió firmar con tanto entusiasmo la oferta de 80 millones que los Wizards le pusieron sobre la mesa en 2020 que su muñeca aún anda recuperándose de aquello. Bertans no ha vuelto a ser el tirador demoledor que anotaba triples con más de un 40% de efectividad, y en concreto durante el curso 21-22 ha firmado su peor año en la liga con bastante diferencia. No obstante, siendo un jugador que a este nivel dista de merecer los 16 millones que va a recibir, sigue teniendo la capacidad de, con dos partidos finos, ser diferencial en una serie de playoffs.

Denver Nuggets

Mejor: Bruce Brown. Su incorporación por 6,6 millones anuales de media fue una decisión muy aplaudida, y no cuesta entender por qué. Aunque obviamente eclipsado por las superestrellas del equipo, ha sido un jugador muy importante en los Nets durante sus dos años en la franquicia por su capacidad para aprovechar los espacios que dichas estrellas generaban, castigando constantemente la sobreatención de la defensa rival con sus movimientos sin balón o incluso en apartados insospechados en un hombre de 1,93 como el rebote. Si puede hacer lo mismo junto a Nikola Jokic, puede convertirse en uno de sus mejores socios.

Peor: Michael Porter Jr. Los Nuggets se la jugaron el año pasado firmándole una extensión de 179 millones de dólares mucho más basada en el potencial que demostraba que en lo que era realmente como jugador. Aun reconociendo que Porter, a sus 24 años, sigue teniendo margen de crecimiento, su tendencia a las lesiones convierten este contrato en un problema potencialmente bastante importante. Por contra, si consigue dejar atrás los problemas físicos, potencia sus virtudes y corrige algunas tendencias preocupantes de su juego, está a tiempo de hacer justicia a la cifra firmada.

Golden State Warriors

Mejor: Draymond Green. La importancia de Green en tantas facetas es tan grande para el funcionamiento colectivo de este equipo que en San Francisco pueden considerar un lujo que se haya conformado siempre con estar varios escalones por debajo del resto de estrellas a nivel de salario. Muchos no lo consideran así debido a su irregularidad en ataque, especialmente en el lanzamiento, pero cumple tantas funciones que la cifra de puntos con la que termine acaba siendo muchas veces irrelevante. Socio ideal para Curry en el pick & roll, excelente defensor, líder espiritual, playmaker de primer nivel… No está mal por 25 millones al año.

Peor: Klay Thompson. Elección controvertida, pero los últimos playoffs de Andrew Wiggins han hecho que deje de ser la opción obvia que era años atrás, y en una plantilla con solo cuatro hombres cobrando más de 10 millones anuales las posibilidades son limitadas. La de Klay es sin duda una elección que duele, pero con Poole pidiendo paso a gritos por detrás y con las dudas de si volveremos a verle de forma consistente al 100% tras volver a las pistas el año pasado con algunos altibajos, acaba convirtiéndose en el contrato menos bueno de esta plantilla.

Houston Rockets

Mejor: Jae’Sean Tate. Los equipos en plena reconstrucción como los Rockets son difíciles de tratar en estos análisis. Entre jóvenes en sus primeros años y algunos veteranos casi de relleno a la espera de ser traspasados por una primera ronda del draft, es necesario quedarse con hombres de perfil medio que puedan convertirse en complementos interesantes, y uno de ellos es Jae’Sean Tate. En un buen movimiento, los texanos se aseguraron este año su continuidad durante tres temporadas a un precio módico (6,9 millones al año) y reservándose una team option para 2024 por si la cosa no funciona.

Peor: Eric Gordon. Por los motivos antes mentados, tampoco es fácil encontrar contratos verdaderamente malos en este tipo de plantillas, aunque el de Gordon destaca notablemente entre el resto. Por características, lo tiene todo para salir traspasado, pero parece que los 19 millones que recibe y su bajón de rendimiento en los últimos años no terminan de ser atractivos para los posibles pretendientes.

Los Angeles Clippers

Mejor: John Wall. Tras varios años coronando la lista (o al menos rozándolo) de peores contratos de la liga, el base cobrará este años 38 millones menos que el anterior, lo que obliga a reconsiderar su situación. Y es que, por 6 millones de dólares anuales, su fichaje por los Clippers lo tiene todo para ser uno de los grandes aciertos de la temporada, aun teniendo el cuenta en riesgo que tiene incorporar a un jugador que se pasó en el banquillo toda la temporada 21-22 esperando a salir de Houston. En ese sentido, la team option incluida para su segundo año aporta a la franquicia la flexibilidad necesaria por si la cosa no funciona.

Peor: Robert Covington. Es difícil elegir a un hombre entre la abundante clase media de la plantilla angelina, en la que en general cuesta encontrar malos contratos, pero Covington es quizás la pieza más prescindible de un equipo que cuenta con dos superestrellas en su posición, lo que hace algo menos justificables sus 12 millones anuales. Este es el único motivo para situar en esta posición a un jugador capacitado sobradamente para ser un hombre de rotación muy competente en los dos lados de la cancha.

Los Angeles Lakers

Mejor: LeBron James. Quizás el único motivo por el que los dos últimos tropiezos, especialmente el del año pasado, no han reventado el proyecto angelino es porque LeBron James sigue en el equipo. Aunque ya distanciado de sus años de absolutísimo dominio de la competición, hay pocos hombres mejores sobre los que tratar de reedificar un proyecto que llega tan tocado.

Peor: Russell Westbrook. La elección más esperada de la lista, tanto que no es necesario hacer demasiada sangre ahondando en la situación en detalle. El base es un jugador que no encaja en la plantilla ni tiene un contrato traspasable, no hay más. ¿Podrá obrar un milagro este año y revertir la percepción que se tiene de él?

Memphis Grizzlies

Mejor: Dillon Brooks. El suyo dista de ser un contrato perfecto. Brooks es un jugador con virtudes suficientes como para hacer a su equipo ganar partidos pero con una capacidad para obcecarse tal que les puede costar otros tantos. No obstante, por norma general su rendimiento está por encima de los 11,4 millones que recibirá esta temporada, y la gran cantidad de contratos rookie que conforman la plantilla deja pocas opciones más.

Peor: Steven Adams. Un poco al contrario que Brooks, el contrato de Adams no es ni mucho menos desastroso. Su presencia en la pintura le convierte en un jugador valioso en determinadas situaciones y su condición de expiring permitirá a la franquicia tener algo más de flexibilidad el año que viene cuando entre en vigor la extensión de Morant. Sin embargo, el neozelandés no tuvo en Memphis el peso que alcanzó en otras etapas de su carrera, y en los últimos playoffs su presencia fue a ratos insostenible, algo que duele ver en un jugador cuyo salario alcanza los 17 millones.

Minnesota Timberwolves

Mejor: Naz Reid. Seguramente la franquicia no esperaba un rendimiento tan interesante por su parte cuando le firmó un contrato de 6 millones en cuatro años allá por 2019. Desde entonces, ha sido siempre un jugador capaz de cumplir con puntos y rebotes en sus apariciones en pista, convirtiéndose en uno de los hombres más rentables de la competición.

Peor: D’Angelo Russell. Su situación lleva siendo la misma desde hace varios años. El base no ha vuelto a ser el mismo desde su salida de los Nets, y por si fuera poco la explosión de Edwards y la llegada de Gobert parecen haberle movido a la cuarta posición en la jerarquía del equipo. Sus 31,3 millones de salario quedan por tanto bastante por encima de lo que se haría lógico.

New Orleans Pelicans

Mejor: Jose Alvarado. Seguramente nadie esperase el año pasado que el base terminase convirtiéndose en una de las sensaciones del campeonato por su agresividad defensiva y sus robos de balón. Al igual que Reid, hablamos de un jugador con un salario de poco más de 6 millones en cuatro años que sin embargo ha acabado ganándose un hueco en la rotación del equipo y siendo incluso uno de los más queridos por los fans. Otro negocio redondo.

Peor: C.J. McCollum. Con el escolta es necesario relativizar, pues su llegada a NOLA puede considerarse un acierto de la franquicia, pues dio a la plantilla el impulso suficiente para colarse en playoffs tras años estancados. El potencial problema llega con la duración de su contrato, que le hará recibir 35,8 millones durante el curso 23-24, en el que entrará también en vigor la extensión de Zion, dejando a los Pelicans muy limitados a la hora de confeccionar su plantilla. Y es ahí donde cabe preguntarse, ¿merece McCollum ese sacrificio?

Oklahoma City Thunder

Mejor: Luguentz Dort. Sin ser la absoluta ganga que fue durante sus primeros años de contrato, mantenerle sin caer en la tendencia de sobrepagos puede considerarse un éxito para OKC. Si bien sus 16,5 millones anuales de media pueden parecer bastantes, es una sensación que hay que relativizar dado el continuo crecimiento del límite salarial. Con su gran defensa exterior y con algo de mejora en su tiro exterior, Dort está capacitado para ser una pieza muy importante en el desarrollo del proyecto.

Peor: Derrick Favors. En una plantilla tan joven y con tantos hombres al inicio de sus carreras, la suya es casi la única elección posible. Ni tiene presencia en el equipo, ni va a ser parte de la reconstrucción, ni genera interés suficiente como para reportar algún beneficio en forma de traspaso. Con todo, sus 10 millones anuales no son un enorme lastre para la franquicia.

Phoenix Suns

Mejor: Cameron Payne. De forma relativamente inesperada, ha logrado consolidarse como un base suplente de muchas garantías y capaz de dar un paso adelante en determinados momentos. Su renovación por 19 millones en tres años ya se vio como un gran contrato el año pasado, y ahora que ha mejorado su rendimiento no cabe sino incluirlo en esta posición.

Peor: Dario Saric. Sin contratos genuinamente malos en Phoenix, toca hacer la elección más cruel e incluir aquí al croata. Tras perderse por completo la pasada temporada, no está claro a qué nivel llegará a este curso, lo que le hará más complicado justificar sus 9 millones de dólares de salario. Dada la naturaleza de esta elección, no se puede sino desear que recupere su mejor versión y deje obsoleto este párrafo.

Portland Trail Blazers

Mejor: Gary Payton II. Es difícil poner en dimensión lo muchísimo que aportó a los Warriors la temporada pasada, algo que quizás no ocurra hasta que veamos a Golden State jugar de nuevo sin él. Sus 8,7 millones anuales pueden quedarse cortos si su aportación a estos Blazers iguala la ofreció en La Bahía.

Peor: Anfernee Simons. Siendo justos, ahora que los salarios máximos están rondando ya los 45-50 millones de dólares, los sueldos de 25 millones anuales como el de Simons no ocupan tanto espacio como hacían años atrás. Aclarado esto, parece que en Portland se la han jugado en exceso. El escolta viene de firmar muy buenos números en una temporada de tanking absoluto, y aunque ha apuntado buenas maneras, no está claro en qué rendimiento va a traducirse eso ahora que parece que va a ser relegado a un rol menor. El potencial está ahí, pero es un contrato que puede envejecer realmente mal.

Sacramento Kings

Mejor: Malik Monk. Uno de los pocos hombres que dejaron buenas sensaciones en los Lakers de 2022 decidió este verano salir de Los Ángeles para ayudar a los Kings a intentar romper por fin su terrible racha de temporadas sin playoffs. Sin ser un chollo ni nada por el estilo, sus virtudes como anotador le harán tener noches de muchos puntos que son muy necesarias para Sacramento, algo que seguramente justifique de sobra sus 9,5 millones anuales.

Peor: Domantas Sabonis. En realidad el lituano está aquí más por lo que representa que por su rendimiento o su salario. Los Kings sacrificaron a Haliburton para intentar ser un equipo menos centrado en construir para futuro y más en competir en el presente. ¿Les convierte Sabonis en ese tipo de equipo? Desde luego, el año pasado no lo hizo. Veremos si este. Si no es el caso…

San Antonio Spurs

Mejor: Zach Collins. He aquí uno de esos locos que sigue creyendo en él. El año pasado rindió relativamente bien para tratarse de un hombre que llevaba dos años apartado por lesión, y en su etapa en Portland apuntó buenas maneras, las suficientes para dejar corto su salario de 7 millones anuales. No obstante, lo más interesante para los Spurs es que su siguiente año no está garantizado, dándoles la opción de elegir si quedarse al jugador por un precio bajo en caso de que funcione, o ahorrarse por completo su sueldo si no lo hace.

Peor: Doug McDermott. Otro de esos jugadores que se quedan un tanto colgados en reconstrucciones en las que no pintan demasiado. De nuevo, San Antonio es de los equipos a los que menos le importa absorber los 13 millones que recibirá el alero este año, pero dicha cifra hace que pueda resultar más complicado encontrar un traspaso en el que los texanos reciban algo que realmente les encaje.

Utah Jazz

Mejor: Collin Sexton. Resulta sorprendentemente sencillo olvidarse del gran nivel al que rindió Collin Sexton antes de que las lesiones le afectaran, en parte debido a lo bien que funcionaron los Cavaliers sin él el año pasado. Quizás por esto a los Jazz les ha salido relativamente barato dado su potencial. Desde luego, no parece un jugador en torno al cual iniciar una reconstrucción, pero por 72 millones en cuatro años no está obligado a serlo. Como pieza de referencia mientras los jóvenes se desarrollan, no obstante, puede ser fundamental.

Peor: Mike Conley. Quizás el contrato más difícilmente traspasable de la vieja guardia de los Jazz. Así como Bogdanovic y Clarkson seguramente encuentren destino pronto, a los de Salt Lake City les está siendo más complicado encontrar destino para el base y sus 22,6 millones de dólares, lo cual puede impedirles reventar el proyecto desde sus cimientos, que parece ser lo que buscan ahora mismo.

(Fotografía de portada: David Berding/Getty Images)


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