Shai Gilgeous-Alexander: más, más y más

«¿Echáis en falta nombres que realmente puedan optar a este prestigioso premio que solo han ganado leyendas de la NBA?«, os preguntó Álvaro en el post donde analizó a sus 14 candidatos al MVP de la temporada. Tan solo una voz salió al paso enarbolando un nombre: el de James Harden.

Mejor es, si cabe, la lista de mediados de octubre que hizo la propia NBA, en su MVP Kia Race, donde, no queriendo pillarse los dedos, incluyó hasta 25 aspirantes.

Puede que, aún así, se quedasen cortos.

La justificación, no obstante, es de peso histórico: el récord del equipo siempre ha sido un elemento capital a la hora de evaluar las opciones de cualquiera que aspire a llevarse a casa este galardón.

Sólo una vez en toda la historia el MVP ha sido para alguien cuyo equipo no alcanzó los playoff: fue Kareem Abdul-Jabbar en la 1975-76, cuando sus Lakers acabaron el curso con un récord de 40-42, insuficiente para disputar la postemporada. Fuera de esta excepción, se trata de una regla no-escrita inalterable.

Así pues, sí: hay que comprender el criterio seguido por la redacción de la NBA, ya que si escasas eran las opciones de playoffs de los Oklahoma City Thunder con su número 2 del Draft a bordo, Chet Holgrem, sin él pasaban automáticamente de pocas a nulas.

Junto con Indiana, San Antonio, Utah o Houston, la franquicia de OKC daba forma a ese redil de 4-5 franquicias que no parecían aspirar siquiera a ‘equipo revelación’ hace cosa de un mes.

Y de momento –supongo para alegría de todos–, tres de ellos ya han gritado en mayúsculas aquello de ‘aquí estoy yo‘.

Si en Spurs y Jazz es su carácter correoso a nivel de equipo lo que ha propiciado su gran arranque, en el caso de los Thunder, el mérito recae (en su mayor parte) en un jugador tan súbitamente excepcional como jodido de deletrear: Shai Gilgeous-Alexander.

Shai, historia de tres franquicias

Tiene su gracia que, el discurso que más le acompañó conforme se acercaba el Draft de 2018, fue que iba a ser mejor de lo que las predicciones indicaban; sin embargo, esto no fue óbice para dos equipos que lo tuvieron en sus manos lo dejaran escapar.

Primero fueron los Charlotte Hornets, quienes mandaron su pick 11º (Shai) a los Clippers, a cambio del pick 12º de estos (Miles Bridges) y otras dos futuras segundas rondas. ¿La razón? Ese mismo verano iban a llevar cabo un traspaso que convertiría (presuntamente) a Devonte Graham en su proyecto de point guard titular de futuro, por lo que entendieron que tenía mucho más sentido hacerse con un alero fuerte y con potencial como Bridges, que otro diamante por pulir en el puesto de playmaker. A día de hoy (a pesar del ‘caso Bridges’) cuesta decir que un equipo ‘estafara’ a otro. Además, seguramente, sin aquel intercambio, LaMelo Ball nunca habría aterrizado en Charlotte.

Sólo un año después les llegó el turno a los Clippers. Y, nuevamente, nada que reprochar. Dejar escapar a Paul George y la oportunidad de formar un tándem de ensueño, jamás puede ser una opción. Al contrario, el buen año de Shai permitió que los Thunder ‘se conformarán con él’ y el contrato expiring de Gallinari, además de cinco rondas del Draft. Otro win-win de manual. En Oklahoma no iban a luchar por el anillo sólo con George, y en la reconstrucción que se les avecinaba, incluir a Gilgeous-Alexander se está corroborando como un acierto de valor superior a cualquiera de esas cinco rondas contempladas en su conjunto.

La temporada de novato que firmó en los Clippers fue, como decimos, más que prometedora: 10,8 puntos y 3,3 asistencias en menos de 27 minutos donde, desde luego, mucho más importante que los números fueron las sensaciones. La certeza, soltada a brochazos, del jugadorazo que podía ocultaba en su interior. Sam Presti se percató y de ahí fuese la única pieza de futuro por la que no cedió en incorporar en el acuerdo de traspaso. Y el ex de Kentucky no tardó ni un año en demostrar que había acertado de pleno.

Florecimiento: un guard de los que no hay

Como sophomore, se produjo la primera gran eclosión: 19 puntos y un dato que se repetía respecto del anterior, afianzando un patrón que dura hasta hoy: un combo guard de alto usage que anota por encima del 47% de acierto.

Si nos vamos a Basketball-Reference y fijamos el siglo XXI como punto de partida, comprobamos que entre los dominadores habituales del backcourt (+12 tiros por encuentro; +20 minutos de promedio, +47% de acierto en TC), la lista se reduce a un puñado de nombres.

Anotar mucho y bien acaparando, noche tras noche, el grueso del básquet ofensivo de tu equipo y partiendo desde el perímetro, es un reto casi insostenible a largo plazo. De ahí lo exquisito de la lista de arriba. Shai, con más de 200 encuentros ya a sus espaldas, no tiene pinta de querer apearse… todo lo contrario: su protagonismo no deja de subir.

La 2022/23 la ha arrancado como un descosido. Un nivel desorbitado no sólo en anotación, sino que lo extiende a otras parcelas en las que no es tan dominante, como robos, tapones o pases de canasta: 31 puntos, 7 asistencias, 5 rebotes, 2,4 robos y 1,2 tapones, todo ello con un 49,6% en tiros de campo y un 36,8% en triples. Cifras tremendas en menos de 37 minutos de promedio.

Números locos… ¿y sostenibles?

Sólo son cinco partidos, por supuesto. ¿Está capacitado para mantener este ritmo y rendimiento durante toda la regular season? Habrá que esperar para verlo.

Más complicado parece, y he ahí el quid, mantener parejo el récord del equipo, como hacen a día de hoy: 3-3, tras ganar a rivales de entidad como Clippers (dos veces, aunque ambas sin Kawhi y una sin George) y Dallas, y dando la cara en cada una de las derrotas, perdiendo siempre por diez puntos o menos. Ahora están en racha, y de ganar a Orlando Magic, su próximo rival, extenderían su racha a cuatro triunfos consecutivos. Ojito.

Shai, presente en cinco de los seis duelos de OKC, ha sido el máximo anotador y asistente (en ausencia de Josh Giddey) de los suyos en cada uno sin distinción. Líder total y absoluto de la pizarra a sus 24 años y en la plantilla más joven de toda la NBA (22,3 de media).

Por ahora, y pesar de tales credenciales, el point guard de los Thunder no aparece muy valorado en ninguno de los algoritmos y métricas del momento (DPM, EPM, LEBRON, RAPTOR…), y ni tan siquiera asoma en el NBA MVP Award Tracker de Basketball Reference, donde Antetokounmpo monopoliza las apuestas y del cual Durant y LeBron, en base al desastroso inicio de Nets y Lakers, han desaparecido momentáneamente.

Todo nace de atrás

Con Shai en pista, su equipo vuela y el pace de los Thunder se dispara, pero es desde la defensa donde se está construyendo la entidad competitiva del equipo, algo que pone en cuestión la supuesta volatilidad de esta versión ultra-competitiva de la franquicia de Sam Presti. El acierto en ataque responde más a una lectura de rachas; el compromiso defensivo en bloque, no.

Ya desde el año pasado quedó claro que la sobredosis de rondas tenían como coordenadas un prototipo específico de jugador que tiene a Chet Holgrem como su máximo arquetipo: jugadores largos (en altura y envergadura), capaces de hacer de todo en pista importando, lo que menos, la peana de posición. All-around players resistentes al missmach.

Así, Darius Bazley, Aleksej Pokusevski y Ousmane Dieng tejen sus telarañas desde el interior hasta la botella recubriendo el cielo de manos y, rara vez, viéndose superados en estatura (que no fuerza y potencia) por su par. Mientras por fuera, Luguentz Dort (linebacker pura sangre) y Shai Gilgeous-Alexander terminan de dar forma a una pizarra siempre atenta al robo, al tapón y al interminable punteo. Con esta filosofía e, insistimos, sin contar con Chet (lo que sería tremendo input), los Thunder escalan en su reconstrucción desde donde se debe: la defensa.

Y es que si repasamos el prospect de Shai en las semanas previas al Draft 2018, lo que realmente lo hacía apetecible era su perfil de gran defensor, con unas herramientas innatas para ello. Este año, visto lo visto, amenaza con convertirse en algo poco habitual en un combo guard y mucho más típico en aleros o escoltas de corte puro: un constante peligro de corte two-way.

El ‘Club Marion’

«Es uno de los mejores jugadores ofensivos de la liga», afirmaba el otro día su entrenador, Mark Daigneault, «y le estamos pidiendo que haga lo mismo a nivel defensivo».

Sólo seis jugadores en lo que va de siglo han promediado a lo largo de la temporada al menos dos robos y un tapón: Shawn Marion (¡seis veces!). Dwyane Wade y Gerald Wallace (dos veces), Draymond Green, Kawhi Leonard y Robert Covington (una vez cada uno). Estamos ante una muestra muy pequeña –casi ridícula… cinco encuentros no son nada–, pero SGA parece querer postular y crecer en esa inteligentísima dirección.

«Sin duda, es una energía contagiosa”, dice su compañero de taquilla, Aaron Wiggins. “Cuando un tipo como él muestra ese tipo de pasión y ese tipo de enfoque, creo que todos los demás en la cancha lo aceptan y buscan respaldarlo y asegurarse de que todos estemos haciendo lo correcto para ir a ganar cada uno de los partidos».

Lo extraño del visual defensivo de OKC, sin pívots al uso ni rim protectors pero tampoco faltos de centímetros (big-small ball), establece su primer control aduanero a media cancha, con presión asfixiante al manejador rival. Tras seis partidos, los Thunder son segundos en puntos tras pérdida rival (22 por partido) y líderes en puntos anotados al contraataque (17).

De ahí se empieza a tejer una defensa sin flancos débiles salvo el juego al poste (tan denostado), que permite que el descollante talento ofensivo de Shai (sin grandes socios en la generación de pantallas o al pick and roll pero notables en el spacing) equilibre los polos y haga de los Thunder un conjunto peleón en cada noche de combate.

MVP: la prelista

Hace menos de años estudiamos a fondo, a través de la figura de Chris Paul, los parámetros que debe (o debería) cumplir un MVP –individualmente y a nivel de conjunto– para merecer serlo.

Lo divertido de Shai Gilgeous-Alexander es que aún no ha sido ni All-Star. De mantener este nivel (independientemente del récord del equipo) lo será por primera vez en 2023. Sin discusión.

Así como, si lo extiende a toda la temporada (y aquí ya sí, contando con el récord del equipo, siendo los play-in una opción menos descabellada a cada semana que pasa (con los Lakers decepcionando por abajo, Spurs o Jazz robando triunfos por arriba y los Clippers y su load management mediante en la zona media), merece ser incluido en la conversación junto con los otros 25 del Kia-MVP-Ladder. Nada más que eso. En la conversación.

Antetokounmpo, Jokic, Doncic, Embiid, Curry, Davis, Durant, Harden, James, Leonard, Paul, Booker, Brown, Tatum, Morant, Edwards, Young, Williamson, Beal, Butler, DeRozan, George, Lillard, Mitchell, Towns… Gilgeous-Alexander.

(Fotografía de portada de Ron Jenkins/Getty Images)


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