Un repaso a lo mejor de la NBA en el 2014

El 2014 se nos ha escapado, pero caminar junto a él mientras hablábamos de baloncesto ha sido un auténtico deleite. Porque este año, en lenguaje de NBA, ha tenido absolutamente de todo. Y ahora, mientras todavía dobla la esquina, queremos echar la vista atrás y ver lo más reseñable que nos ha dejado durante estos 365 días de andadura.

Silver, nuevo Comisionado

Año nuevo, vida nueva, dice el refrán. Comisionado nuevo es otra cosa. 30 años nada menos han tenido que pasar para que David Stern, con más detractores que valedores a lo largo de su infinita dinastía, decidiera echarse a un lado y permitiera que la sabia fresca tomara el control. Lo había anunciado tiempo atrás, en 2012, pero no ha sido hasta febrero de este año cuando agotado, no sabemos si por sus 70 años o por los abucheos que le daban la bienvenida en cada nueva entrega del draft, finalmente Stern optó por delegar en Adam Silver, hasta el momento Director de Operaciones de la NBA.

Desde entonces, con su nombre tintado sacudiendo el parqué a cada bote de balón, Silver también ha venido golpeando fuerte, dispuesto a revolucionar varias cosas en la NBA que, desde hace mucho, necesitan ser revolucionadas. Sus dos propuestas estrellas no son más que un boceto por ahora, pero hablar de cambios en los criterios que dan acceso a los Playoffs o rigen la lotería del draft han dejado de ser un murmullo —¿Adiós a la lucha entre conferencias?—. De la mano han venido otras medidas. Mientras cobra forma su intención de aumentar la edad mínima para debutar en la mejor liga del mundo, la promesa electoral de eliminar las «prácticas» camisetas con mangas cae en saco roto.

El Caso Sterling: copó titulares hasta la saciedad. Silver pronto tuvo que ponerse el mono de trabajo para afrontar un inconveniente que no figuraba en su hoja de ruta. Donald Sterling, propietario de Los Angeles Clippers, protagonizaba un escándalo racial sin precedentes en la NBA. Habló de más y más alto de la cuenta. Unas palabras suyas, que el desearía se hubiesen quedado bajo el más estricto secreto, fueron grabadas y difundidas por toda la nación. Lo que siguió fue un arduo y tedioso proceso que tuvo su adecuado final; Sterling, junto con su honor, perdió su equipo, previa sanción de la NBA, y los Clippers pasaron a pertenecer al ex magnate de Microsoft, Steve Ballmer, quién compró la franquicia a ‘Shelly’ Sterling por 2.000 millones de dólares.

NBArrassing: lo que se inició como una propuesta popular ‘antitanking’ fue ganando en forma y peso hasta convertirse en una auténtica campaña que, parecía, iba a poner en jaque por fin la poco honorable manera de las franquicias—la que esté libre de pecado que tire la primera piedra— de mejorar el porvenir de sus equipos. Tras varios meses en los que se miraba el futuro con optimismo llegó el varapalo. Incomprensiblemente, cuando todo apuntaba a un desenlace sencillo, en la votación definitiva del mes de octubre 13 equipos votaban en contra y daban al traste con la reforma. Ese día, la NBA perdió una porción del respeto que se ha granjeado en las últimas décadas.

El All-Star Game

Con el nuevo Comisionado llegó el mes de febrero y el All-Star Game. Siempre tan esperado como, a veces, decepcionante. Sobre todo este año. Es imposible que no se nos pongan los ojos como platos cuando, en cada edición, miramos la nómina de estrellas que acude a este fin de semana mágico. NBA Showtime en estado puro.

El concurso de mates: El dúo formado por Trey Burke y Damian Lillard se llevó el concurso de habilidades y Marco Belinelli el de triples —superando a Bradley Beal en el desempate con una espectacular marca de 24 puntos—. Quedaba, pues, el plato fuerte. Nuevo formato por divisiones y multitud de opiniones. Horrendo, aburrido, patético, pésimo, malo con avaricia, fueron algunos de los epítetos que los seguidores en twitter de nbamaniacs compartieron con nosotros aquel día (¡¡incluso hubo quien pidió el retorno de Stern!!). Pero no hay libro tan malo del que no se pueda aprender algo bueno; y nosotros preferimos quedarnos con lo mejor de la velada, incluido el sensacional mate que sirvió para que John Wall, volando sobre ‘G-Wiz’, la mascota de los Wizards, se alzara como campeón del Slam Dunk Contest.
https://www.youtube.com/watch?v=PmD2W1plFUc

El partido de las estrellas: Los dos mejores quintetos de cada Conferencia con sus respectivos banquillos. Bryant se perdería la cita por lesión y James Harden ocuparía su puesto como escolta titular, mientras que Anthony Davis —sí, hace unos meses Davis no era un fijo en el All Star, quien lo diría— fue elegido por el Comisionado para ocupar la vacante que dejaba el de los Lakers.

El encuentro, lejos de ser un duelo a cuchillo entre los 24 mejores jugadores del planeta, se convirtió en un festival anotador al servicio del espectáculo. Nuevamente, división de opiniones. Lo que sí cayeron aquella noche, por lo vertiginoso del juego, fueron todos los récords posibles en cuanto a puntos anotados. Como apuntó un lector, «Defender es de cobardes» o «Tapón de Mutombo… que tiempos aquellos» no habrían sido malos títulos para el film que se vio sobre el parqué. Sin embargo el frenesí ofensivo fue innegable, y Kyrie Irving había reservado pase vip para la cita; se coronó como el MVP de la noche con guarismos de 31 puntos 14 asistencias y 5 rebotes, en una espectacular serie de 14 de 17 en tiros de campo.

Kevin Durant, MVP de la temporada regular

La regular season tocaba a su fin, y San Antonio Spurs (62-20) e Indiana Pacers (56-26), observaban con suficiencia desde lo más alto de sus respectivas conferencias. Los Thunder se coronaban como el segundo equipo con más victorias en el cómputo global (59), y el mayor artífice de la gesta, Kevin Durant, se alzaba por primera vez en su carrera con el MVP de la temporada, venciendo de forma rotunda en las votaciones a LeBron James y privándole del que habría su quinto en su cuenta particular —y tercero consecutivo—. Todo ello gracias a unos números estelares: 32 puntos, 7,4 rebotes, 5,5 asistencias y 1,3 robos por partido, y lanzando por encima del 50% de acierto.

Entre medias, grandes partidos y dos exhibiciones para el recuerdo:

Carmelo Anthony: Melo anotó 62 puntos contra los —extintos— Bobcats. Nuevo récord personal y de la historia de la franquicia neoyorquina.

LeBron James: 61 puntos, sólo uno menos que su compañero de draft, pero sus le significaron la plusmarca anotadora de toda su carrera.

Mientras tanto, equipos históricos como Los Angeles Lakers, Boston Celtics, New York Knicks, Detroit Pistons o Utah Jazz se quedaban fuera de los 16 puestos que daban billete a la postemporada.

Playoffs y anillo con sabor añejo

Ese último dato pudo hacer temblar a más de uno poniendo sobre un hilo la calidad de los Playoffs que se avecinaban. Nada más lejos de la realidad. Asistimos, sin lugar a dudas, a una de las mejores, sino la mejor, primera ronda que recuerdan las hemerotecas. 50 choques para emparejamientos tremendamente igualados que desembocaron en 5 séptimos partidos.

Inolvidables, entre otras, la eliminatoria entre Thunder y Grizzlies, con cuatro prórrogas consecutivas, que caería del lado de Oklahoma; la casi sorpresa que estuvieron a punto de dar en Dallas ante los, a la postre, campeones Spurs —triple de Vince Carter incluido—, o el, ya inalienable, alias de Damian Lillard como nuevo ‘Mr. Clutch’ enviando a los Blazers a la segunda ronda a costa de los Rockets. Casi se me olvida; Paul Pierce cambio por unos instantes su rol de precoz anotador por el de defensor inesperado para darle, con un tapón sobre Lowry, el pase a unos Nets que rubricaban un segundo tramo de temporada espectacular.

A partir de ahí todo siguió el guión de los más conservadores en las apuestas, y Heat, Pacers, Thunder y Spurs porfiaron por el Título de Conferencia.

San Antonio Spurs-Miami Heat: llegó la revancha y la redención. Popovich pudo echar el cierre a ese recuerdo que repiqueteaba en su cerebro desde las anteriores Finales y Kawhi Leonard nos confirmó lo que veníamos oliendo toda la temporada: que bajo el sol de Texas ya no hay un Big Three, sino un Big Four, y que en la gerencia de los Spurs deberían felicitarse por saber encontrar pepitas de oro en las profundidades del daft. Leonard, de 23 años, se encumbró como el MVP de las Finales de la NBA en las que promedió 17,8 puntos, 6,8 rebotes, 2 asistencias, 1,6 robos y 1,2 tapones con un 61% en tiros de campo, incluyendo un soberbio 58% en triples.

Todos los elogios posibles se han vertido ya sobre el sello de los Spurs. Ganan, y además lo hacen jugando bien. Se pasearon ante LeBron, Wade, Bosh y compañía en su última odisea juntos. Fue fácil, demasiado fácil. 4-1 en el global y quinto anillo en 15 años. Temporada tras temporada son enterrados en las quinielas y, curso tras curso, los vetustos de Pops vuelven a darle la razón al baloncesto. A que, gracias a Dios, esto todavía no se ha convertido en un deporte solo apto para atletas.

Estados Unidos, campeona del Mundo

Con julio llegó la película del verano y se estrenó en España. No era NBA en sentido estricto, pero del elenco de jugadores que desarrollan su carrera entre barras y estrellas, la crème de la crème —amén de las lesiones— se dio cita en la península ibérica. Una película 100 veces vista, mismo guión, mismos clichés y, aunque alguno esperara un último giro de tuerca propio de Scorsese, mismo final. España contaba con el mejor juego interior de su historia, pero ni jugar en tierra natal fue suficiente para dar la campanada. Ni siquiera pudieron rozar el badajo; Francia se interpuso en nuestro camino para morir en la orilla, y Serbia le privó de la gloria de sufrir, casi con total seguridad, mismo destino que ellos en la Final. Derrota por 37 puntos de diferencia.

No estuvieron Durant, Bryant, George, James… ni falta que hizo. La ‘Unidad B’ se sobró y se bastó para engalanar sus vitrinas con un nuevo título internacional. Competición ésta que nos sirvió para recordarnos el tremendo abismo que aun existe entre el baloncesto norteamericano y del resto del planeta y, al menos, disfrutar de un réquiem cortesía de unos jugadores que llegaron niños y se fueron adultos: Klay Thompson, DeMarcus Cousins, Kenneth Faried, Anthony Davis, Stephen Curry, pero sobretodo, una vez más, Kyrie Irving. Rookie del año, MVP del reciente All-Star, Irving aun seguía hambriento y también se destapó como mejor jugador del torneo.

Del quinteto ideal del campeonato, —Kyrie Irving, Kenneth Faried, Nicolas Batum, Milos Teodosic— 4 juegan la NBA.

https://www.youtube.com/watch?v=8ORB528XGX8

El draft más esperado

Océanos de tinta se han vertido acerca del draft de 2014. Según los informes de los scoutings se acercaba una camada con un nivel que no se veía desde el draft de 2003. Las comparaciones no se hicieron esperar; el nuevo LeBron, el nuevo Olajuwon… soñar estaba permitido.

Tan amplio era el abanico de jugadores de calidad que, hasta la misma noche del draft, no supimos quien se postularía como el número uno. Tres firmes candidatos: Andrew Wiggins, Jabari Parker y Joel Embiid, y la suerte sonreiría, por segundo año consecutivo, a un canadiense. El ex de la Universidad de Kansas aterrizaba en Ohio para formarse bajo la alargada sombra de con quien soporta comparación desde sus años de instituto, LeBron James. Que poco duraría esa imagen. Traspaso a tres bandas made in NBA y Wiggins rumbo a Minneapolis.

Con Ricky Rubio lesionado, Wiggins aún busca su sitio y suma galones en una ciudad gélida de clima pero incandescente en afición. Una hinchada que ve como su nueva esperanza se está erigiendo en el peldaño jerárquico más alto desde el primer minuto. Si hay un equipo donde podrá evolucionar a sus anchas ese son los Timberwolves. Mientras tanto, Jabari, en los Bucks de Jason Kidd, construía con solidez su autopista hacia el Rookie of the Year hasta que la providencia, cruelmente y rotura de ligamento cruzado anterior mediante, le enviaba el resto de la temporada junto a Embiid a la enfermería. Misma suerte corría la mejor noticia de los Lakers en dos años. Julius Randle, un top tres que les llovía como mana caído del cielo al puesto 7 del draft, se partía la tibia el día de su debut en partido oficial. Sin duda las lesiones han trabajado a jornada completa este año.

2014-15: Año de retornos…

Varios regresos y de más de un tipo. Un nuevo curso baloncestístico en el horizonte próximo y el ajetreo habitual en el mercado de traspasos.

I’m coming home: Ni la marcha de Kevin Love de Minnesota, ni la de Paul Gasol a los Bulls… el movimiento del año fue el de LeBron James y su vuelta a casa. Tras alcanzar la gloria en Florida, ahora, el hijo pródigo quiere hacer lo mismo en su hogar. Viendo como pintaba el nuevo Big Three algunos ya querían vender la piel del jabalí antes de haberlo matado. Otros, viendo su titubeante inicio, han aprovechado la ocasión para apartarlos de cualquier pretensión al titulo. Mejor evitar los extremos, quedarse con el gris y recordar que, no hace mucho, cierto triunvirato también tardó en arrancar en Miami… para no volver a echar el freno.

Derrick Rose: Esta vez sí, esta vez parece la definitiva. Rose ha vuelto, y cada vez se parece más al Rose que todos temimos no volver a ver. Pasitos cortos que se van convirtiendo en zancadas más firmes a cada día que pasa. Con él, —y la explosión de Butler— el campeonato parece posible. Nada que erice la piel tanto como volver a oír con asiduidad ese «too big, too strong, too fast, too good».
https://www.youtube.com/watch?v=RW0r3PQDO-4

Kobe Bryant: Kobe, Kobe y mil veces Kobe. No es la innata calidad con la que ha nacido este jugador lo que le hace situarse en el Olimpo del basket, sino su competitividad, su ética de trabajo y su inconmensurable pundonor. A sus 36 años, y tras sufrir la temporada más dura de su carrera debido a la rotura del tendón de Aquiles y una grave lesión de rodilla, Kobe vuelve por sus fueros. Quizás en la temporada más floja de su trayectoria en cuanto a tino, cierto, pero sigue demostrando que aún es capaz de todo y a la altura de los mejores. Odiado y querido por propios y extraños, hay un logro irrefutable que ya le pertenece y se perpetuará en los anales de la historia. El pasado 14 de diciembre, Kobe Bryant superaba a Michael Jordan y se convertía en el tercer máximo anotador de la historia de la NBA.

Paul George: su espeluznante lesión dio la vuelta al mundo. Llegaba para ser el líder del ‘Team USA’ y tuvo que volver a casa antes de empezar. Por fortuna, el cariz de su lesión —fractura de tibia y peroné—, aunque de recuperación lenta le augura un retorno sano a las canchas. Tiene toda la carrera por delante.

El Maestro Zen: no ha vuelto como entrenador, ni tampoco lo ha hecho a ningunas de las dos ciudades donde tocó el cielo. Aún así, Phil Jackson ha regresado de sus largas vacaciones, y solo por eso ya tenemos que estar de enhorabuena. Para la ocasión ha elegido a otro mítico, los New York Knicks, y ha cambiado el banquillo por los despachos. Esta vez no tiene a Jordan ni a Kobe, pero tiene a Melo. Nadie dijo que iba a ser llegar y besar el santo, pero en estos momentos los Knicks se hunden en lo más bajo de la clasificación. Tiempo hay para formar un proyecto y trasladar a la pista su legendario triángulo ofensivo. Anthony ha ampliado su contrato por 5 años y tiene el anillo entre ceja y ceja, y el director de la función sabe mucho de como ganarlos.

The White Mamba: otro retorno de los que ensanchan las sonrisas de los más nostálgicos. Si los Bulls ganaban o perdían de mucho y quedaban pocos minutos para terminar el partido no era motivo para cambiar de canal. Era el momento de Brian Scalabrine. Jugador empático como pocos, el pelirrojo de Long Beach colgaba las zapatillas en 2012. Y aunque no volveremos a disfrutar de él en el cuadrante de madera, su vida seguirá ligada a este deporte. Al estilo de LeBron James, Scalabrine anunciaba su retorno a la ciudad del equipo de sus amores como comentarista de una cadena local.

… y despedidas

Steve Nash: dice el dicho que siempre son los mejores los que se van, pero el canadiense se ha hecho de rogar. Llegó a Los Angeles para ser la guinda de un proyecto ganador, pero lo que aterrizó en Hollywood apenas era la sombra de quien se alzara con dos MVP de la temporada. Su retirada no es oficial, pero a los 40 años, su lesión crónica de espalda puede significar la puntilla a la carrera de uno de los mejores bases puros que hayan trotado sobre una cancha de baloncesto. La carta a los fans de los Lakers, de escaso consuelo les va a resultar.

Rajon Rondo: repentino, sonado, nadie lo esperaba antes de final de año, pero ha sucedido; el último gran pilar de los Celtics que se alzaran con el título en 2008, abandona el barco en busca de pastos más verdes. Su destino, Dallas, en cuanto a geografía es más bien árido, pero puede que el terreno deportivo le reserve algo más exuberante. Plantilla en los Mavericks tienen para rato y Nowitzki siempre guarda un penúltimo cartucho.

Jason Collins: a mediados de agosto anunciaba su retirada. Su inclinación sexual le ha hecho más famoso que su aportación al mundo del baloncesto. Sin embargo, Collins le hizo un gran favor a este deporte en particular y la sociedad americana en general cuando tuvo las agallas de convertirse en el primer atleta gay reconocido en jugar en una de las cuatro grandes ligas deportivas estadounidenses. Tras 13 años dando guerra bajo los aros claudicaba, a su pesar, en su deseo de seguir compitiendo un año más.

Dick Bavetta: dentro de una década en España quizás lo viéramos normal, incluso preceptivo, pero hoy por hoy, que un profesional se jubile voluntariamente a los 75 años es de encomiar. Bavetta se retira del arbitraje en la NBA tras 39 años y 2.635 partidos a sus espaldas. Cuatro décadas y un currículum sensacional; récord histórico de partidos consecutivos, 3 All-Star Games, 27 Finales dirigidas y primer árbitro de la NBA seleccionado para oficiar un partido en unos Juegos Olímpicos —Barcelona 92—.

Ray Allen: más que una profecía es una petición en la carta a los Reyes Magos. Que se quede solo en un ‘todavía no’. Shuttleworth aún tiene cuerda para rato viendo lo que nos brindó la última temporada. En nuestro egoísmo en pos del espectáculo le rogamos que haga esperar a su familia solo un poco más. A pesar de lo que digan los últimos rumores.

Lo que está por venir

El menú que nos tiene preparado este 2015 es de tres platos, café, copa y puro. Hacía años que no se recordaba una liga con tantos candidatos a todo. Los aspirantes al título ya no se reducen a dos o tres. A obligados como Spurs, Thunder o Cavaliers le estarán mirando de tú a tú con seguridad Warriors, Grizzlies, Bulls, Wizards, Mavericks, Rockets, Raptors y me quedo corto, porque Hawks y Blazers nos están brindando un potente comienzo.

El MVP, una parcela que parecía acotada a James y Durant, de repente se ve asaltada por todos los frentes. Los nombres de Marc Gasol, Anthony Davis, Stephen Curry, James Harden, incluso Jimmy Butler empiezan a exigir con insistencia la entrada a una fiesta a la que no estaban invitados.

En la contienda por el ROY, con Parker, Embiid y Randle fuera de combate y otros lottery pick todavía lejos de aportar lo que se espera de ellos, Nikola Mirotic, en los Bulls, parece dispuesto a aguantarle el sprint a Wiggins y compañía.

Las votaciones para el partido del All Star siguen abiertas, y ver a los Gasol simultáneamente disputando desde la titularidad el partido de las estrellas está más cerca que nunca.

Todo un año por delante que se nos presenta vibrante. Compartirlo y debatirlo con vosotros será un placer. Estad preparados para todo porque esto es la NBA, «where amazing happens».

Feliz año nuevo a todos los seguidores de nbamaniacs. Un año más, que viva la magia del basket.


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