El Salvaje Oeste, seis aspirantes y un objetivo: los playoffs

«No podemos parar de ganar partidos ahora mismo. Tenemos que conseguir que esta mierda siga rodando. Ya van cuatro seguidos».

No podía ocultar su ansiedad tras el partido Damian Lillard. El triunfo ante los Sixers se les resistió más de lo previsto. Necesitaron de la prórroga, pero ahí, ésta, también cayó; la cuarta victoria consecutiva de los Portland Trail Blazers. La necesidad de no fallar aprieta más que nunca, martilleante. Pues no son los únicos con un pensamiento unidireccional y obsesivo. Con Lakers y Suns a otras labores, cinco equipos más quieren lo que ellos anhelan. Un sólo caramelo y seis niños egoístas por obligación. La octava plaza, leyes de lo intangible, no puede compartirse.

PLAZAEQUIPOBALANCERACHA (10 últimos partidos)
Denver Nuggets29-355-5
Portland Trail Blazers28-355-5
10ºDallas Mavericks27-366-4
11ºMinnesota Timberwolves26-376-4
12ºSacramento Kings25-393-7
13ºNew Orleans Pelicans25-404-6

A los que más, les quedan 19 partidos. Son Mavs, Wolves, Blazers, estos dos últimos precisamente tienen un cruce atrasado y pendiente debido a problemas de fontanería. Los Pelicans, con 17 choques por delante, son los más desahogados. Pero este dato es algo casi irrelevante. Por no hacer enfadar al dicho, lo importante no es la cantidad sino la calidad; la de los rivales, decimos. Ahora veremos cuáles son. Pero antes, un rápido desbroce de la situación de cada equipo y sus mejores armas para buscar el abordaje a esa preciada octava plaza y su intrínseco premio: los playoffs.

Denver Nuggets

Kenneth Faried debe regresar de su lesión en la espalda la semana que viene, y entonces ya estarán todos. Actualmente son los que ocupan la peana del privilegio, y, sin embargo, hay serias dudas de que puedan mantenerla. Están ahí porque otros no han sabido estar a la altura. Son un equipo versátil, completo, vistoso, pero quizás sin la pegada necesaria para una recta final ausente total de piedad.

Danilo Gallinari y Nikola Jokic son sus hombres, sus generales. Y luego están todos los demás, que en los Nuggets no es decir poco. Chandler, Barton, Murray, Mudiay, Harris, Nelson… que lo lograran sería sin duda el premio a la regularidad. A las pocas nueces que han hecho escaso ruido pero, sibilinamente, llevan toda la temporada ahí.

Portland Trail Blazers

Ayer quedó claro que salieron ganando. Mason Plumlee por Jusuf Nurkic, por ahora, ha sido el tema de la potema en OregónDesde que se realizara el traspaso, cada uno ha promediado en sus respectivos equipos lo siguiente: Nurkic 16,5 puntos, 9,6 rebotes y 4,5 asistencias; Plumlee 9.0 puntos, 7,2 rebotes y 3,2 asistencias.

Los Blazers, como señala Lillard, han ganado sus últimos cuatro partidos. A principio de la temporada eran, de lejos, los favoritos para, mínimo, esa octava plaza. Un año más de madurez del tándem Lillard/McCollum era seguridad de éxito relativo. El problema hasta la fecha ha sido que ni la pintura ni el banquillo han acompañado lo suficiente. Quizás ahora, con esta pequeña pero vital reestructuración, dispongan de lo suficiente para cumplir con sus propias expectativas. Por cierto, Evan Turner está a punto de volver.

Dallas Mavericks

Resulta que cuando se juntan un inminente jugador franquicia y otro que, de repente, parece que quiere resistirse a dejar de serlo, puede ser suficiente para que un equipo hundido salga súbitamente a flote con la fuerza de un proyectil. Harrison Barnes está en camino, ya en su primer año, de cumplir lo que dictamina su elevadísimo contrato. Y luego está Dirk, que ya pertenece al club de los seis. Al club de los 30.000. Dios mío de mi vida, qué crack.

A Rick Carlisle dadle agua y tiempo y te hará una hoguera. Si le das a Barnes y le devuelves a Dirk, poco hay que este hombre no pueda conseguir. Han perdido a Deron y a Bogut, sí, pero ahí están Seth Curry y Yogi Ferrell, genética y don de la oportunidad que refulgen con súbita fuerza. Ahí está también Wesley Matthews y su renacida defensa de los Blazers, y ahí está sencillamente la oportunidad de un equipo que terminaba la primera vuelta como uno de los peores de la NBA, resucitado y reverdecido, y con posibilidades más que sólidas de jugar la postemporada. Sería la decimoquinta vez que lo logran en los últimos dieciséis años; quede ahí también este dato.

Minnesota Timberwolves

Parecía que sí, después quedó claro que no, luego se habló de disparates como traspasar a Wiggins o comerciar con LaVine, y ahora parece que, por fin, el baloncesto empieza a fluir en Minneapolis; y con él llega el sentido común. Este equipo ya había demostrado que era un equipo en el tercio final de la temporada anterior. Sólo el cambio de entrenador y de sistema nos dio la falsa apariencia de que había dejado de serlo.

Por fin se han entendido ¿Llegan tarde?, no lo sé. Pero Ricky Rubio ha vuelto a tomar el mando, y eso genera esperanzas. Thibs ha necesitado que se lesionara LaVine y que el mercado no acogiese entre sus brazos al español, para que hiciera aquello a lo que se resistía; confiar en el mejor talento que tiene su playmaker titular: dirigir equipos. Porque equipo lo tiene, y muy bueno. Wiggins, Towns, Dunn, Jones, Shabazz, Bjelica… cada uno ha empezado a asumir su papel y el básquet ha empezado a borbotear imparable en el Target Center. Siguen siendo irregulares, pero ya defienden. 13 años después, ¿habrá llegado la hora de recordar el sabor del mayo intenso?

Sacramento Kings

Son los únicos que presentan un balance negativo en los diez últimos partidos, y parece que esa va a ser la tendencia. Que aunque a día de hoy aún se mantengan por encima de los Pelicans, será cuestión de unas pocas jornadas el verse rebasados. Tras el traspaso de DeMarcus resuenan estruendos de reconstrucción.

Han llegado jugadores de nivel como Tyreke Evans o Buddy Hield, pero a priori se antoja insuficiente para que sea justo esta la temporada que vuelvan a playoffs. Cínico y paradójico el asunto, sería un rato; que recién traspasado su jugador franquicia lograran lo que han sido incapaces durante seis temporadas y media con él: jugar unas eliminatorias. Pero ojo que ahí sigue Lawson  —han perdido a Gay—, y Cauley-Stein o Labissière empiezan a despertar.

New Orleans Pelicans

Tienen, de largo, la mejor pintura de la NBA. Eso es así y no hay más que hablar. Ahora bien, en toda receta del éxito hay que arrojar un ingrediente: el talento; y luego hay que dejar macerar. Sólo entonces, la mezcla de éste puede fundirse y permitir que fluya el aroma de la química.

El talento que acapara la dupla Cousins & Davis es inconmensurable. Lo vimos con el Big Three de Miami, que no fue fácil, que hizo falta algo de tiempo; algo de lo que los Pelicans de este curso, no disponen. Ya, tras cinco partidos, han saboreado la primera victoria juntos. Y Jrue Holiday también empieza a estar espectacular. Es de estos equipos que como la chispa prenda y se clasifiquen como octavos, nunca estas seguro de lo que puede pasar frente el small ball de los Golden State Warriors…

El calendario

Hechas las presentaciones, vamos con las previsiones y sus, tan hipotéticas como inescrutables, repercusiones. ¿Qué le queda por jugar y contra quién a cada uno de los seis aspirantes en la pugna por la, más cotizada que nunca, octava plaza?

* Usamos ‘vs’ para los partidos en casa y ‘@’ para los partidos como visitante
* El partido aplazado entre Wolves – Blazers se disputará el día 3 de abril

Balance ante rivales de entidad

Para una más rápida identificación, hemos coloreado los partidos que tendrán lugar frente a conjuntos que, actualmente, se encuentran en situación de playoffs. Así pues, clasificamos en orden de más a menos desafortunados en tal sentido:

  • Mavericks: 11
  • Wolves, Kings y Pelicans: 9
  • Nuggets y Blazers: 8

Los Mavericks se batirán el cobre más que nadie ante rivales de mayor poderío… se presume. Y la estadística no les es muy favorable además. Hasta el momento, la franquicia de Mark Cuban se ha enfrentado en 35 ocasiones esta temporada a equipos acomodados entre los ocho primeros de su conferencia; su balance es de 11 victorias y 24 derrotas.

Kings, Pelicans y Wolves. son los siguientes. Veamos. En Sacramento han vencido en 13 ocasiones y perdido en 24, mientras que NOLA sólo ha ganado 8 encuentros por 29 hincadas de rodilla. Turno de Minny, quienes también mejoran ligeramente la media del resto ante plantillas de la zona alta de la clasificación, con 13 victorias y 25 derrotas.

Nuggets, Blazers y Wolves, son los que —respiro hondo— lo tienen más fácil. Poco de que presumir tienen en este distrito los únicos de los aquí presentes con pulsera eventual de playoffs. Ante sus homónimos, los de Mike Malone sólo acumulan 9 éxitos por 23 fracasos. Cerramos con la franquicia de Oregón; ojeando su calendario verificamos que han salido vencedores en 13 ocasiones y vencidos en 25.

Una estadística que no hace despuntar especialmente a nadie, pero otorgando una ligerísima ventaja comparativa a Kings y Wolves. Tan ligerísima como las diferencias existentes en la zona media del Oeste; matices como estos pueden terminar siendo cruciales.

¿Estrategia?

Mike Malone, Terry Stotts, Rick Carlisle, Tom Thibodeau, Dave Joerger, Alvin Gentry. ¿Cuál es el mejor cualificado para afrontar el reto que se les dibuja ante sus pies? Rotaciones largas, rotaciones cortas… racionar, exprimir, compensar, apurar, espolear, experimentar… un sprint implacable por delante, piernas que empiezan a pesar, nervios que amenazan con aflorar y bocas que, en breves, comenzarán a espumajear.

20 años atrás

Me traslado al Centennial Olympic Stadium de Atlanta y sus ya lejanos Juegos Olímpicos de 1996. La esperadísima Final de los 1.500 metros lisos.

Varios nombres ilustres en la curva de cal: los favoritos, Hicham El Guerrouj, Noureddine Morceli, Fermín Cacho. A su lado la vetaranía espigada de Abdi Bile. Pegado a él se concentra la incofundible mata pelirroja de John Mayock, junto al siempre peligroso holandés, Marko Koers. No podía faltar la legión keniata, en esta ocasión formada por Laban Rotich, William Tanui y Stephen Kipkorir. Unos parecían partir con más ventaja que otros, pero todos tenían justificada su oportunidad.

No es raro presenciar un accidente (y un accidentado) cuando la tensión es tal que ni respirar se puede; tan denso y asfixiante es el espacio entre el que aspirantes se aprietan, denodan y golpean. Ved aquella final si tenéis la oportunidad. La oferta en Internet, si bien algo pixelada, es sobradamente amplia. Por consideración a los más jóvenes, ahorramos en spoilers.

Oíd, es la campanilla que anuncia que nos adentramos en la última vuelta. Nadie en sus asientos, todos en pie. El espectáculo promete ser vibrante.

Datos obtenidos de HoopsStats y ESPN Stats.


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