Un fin de semana de las estrellas avinagrado de antemano por lo que todos sabéis, y acentuado porque los cooperadores necesarios para endulzarlo y equilibrar la balanza, no han estado muy por la labor. Hablamos del Slam Dunk Contest, un show que se ha visto felizmente resucitado en los últimos años gracias a los petardazos, tan plásticos y potentes como creativos, de Zach LaVine, Aaron Gordon o Derrick Jones Jr.
Asumiendo que las estrellas de Bulls y Magic no pueden repetir todos los años (y Gordon dudo que quiera volver jamás en su vida), la NBA había invitado a Jaylen Brown, Anthony Edwards y Miles Bridges para dar color a esta edición. Tres grandísimas opciones que han dicho que no. Todos ellos. Por lo que a la liga le ha tocado inspeccionar un poco más atrás, en la zona menos iluminada del desván. Y de ahí (a saber cuantas otras negativas han sorteado de por medio), han rescatado estos otros tres nombres para un careo de, generalmente, cuatro participantes:
- Obi Toppin, Knicks (12,9).
- Anfernee Simons, Trail Blazers (17).
- Cassius Stanley, Pacers (2,9).
Entre los tres (sí, en sumatoria), promediarían un total de 32,6 minutos por partido esta temporada; apenas lo que un jugador titular. Y es que sí, en términos de relevancia e impacto en sus equipos, nos encontramos ante el Concurso de Mates menos glamouroso de todos los tiempos. De hecho, y como señalan desde NBC Sports (y si no tenemos en cuenta cuando Rimas Kurtinaitis (1989) y Craig Hodges (1993) participaron en Concurso de Triples sin pertenecer siquiera a la NBA en el instante de hacerlo), Cassius Stanley es el jugador con menos minutos de juego que alguna vez haya sido parte en cualquiera de las categorías de un All-Star Weekend.
Esto para nada significa que no podamos toparnos esta noche con un espectacular desfile de boom shakalakas (¿habrá habido un mate más sobrevalorado y con mayor autobombo, chovinismo y parafernalia que aquel ‘vuelo’ de Blake Griffin sobre el capó –que no techo– de un Kia?)
Nunca se sabe
De hecho, el Dunk Contest suele tener dos perfiles en cuanto a sus participantes: estrellas y dunkers consagrados junto a aquellos atletas al margen de la rotación en sus equipos pero que buscan su oportunidad a través de esa sobredosis de visibilidad y hype momentáneo.
Con Jeremy Evans como perfecto ejemplo de no-éxito (ganarlo en 2012 no cambió su sino en la liga), y Derrick Jones Jr. o Gerald Green como casos en los que apuntarse al concurso se reflejaron como un tremendo acierto ya que, de un modo u otro, les sirvió como escaparate y lanzadera, así como para recordar a sus entrenadores que estaban ahí. Que sabían matar y, si les daban la oportunidad, también jugar de forma versátil al baloncesto.
Toppin, Simons, Stanley… parafraseando a John Keating (y éste a Whitman): ¿cuáles serán sus versos?
(Fotografía de portada de Jed Jacobsohn/Getty Images)